Crece deterioro en viejo aeropuerto de capital

Posible demolición y reconstrucción de una de las dos terminales

(ANSA) - ROMA, 29 LUG - La capital mexicana cuenta desde el pasado 21 de marzo con un nuevo aeropuerto alterno, que aún opera a una mínima capacidad y cuya infraestructura para comunicarlo por tierra es todavía precaria, pero la principal terminal envejece inexorablemente. El presidente Andrés Manuel López Obrador admitió esta semana que podría reconstruirse la terminal 2, inaugurado en 2007, y es la más nueva, porque su inestabilidad es cada vez mayor, debido a que el suelo lacustre donde se encuentra se hunde al menos 30 centímetros por año. López Obrador indicó que se analiza si se demuele y se vuelve a construir la segunda terminal, donde operan la mayoría de los vuelos internacionales o se procede a reforzarla porque sufre de "condiciones estructurales graves" que hacen probable que algunas zonas puedan sufrir derrumbes. El mandatario dijo que el gobierno convocó a un grupo de expertos para evaluar las condiciones estructurales de la Terminal, construida durante la gestión del ex presidente Felipe Calderón (2006-2012). "Además de la mala calidad del suelo, no hicieron el trabajo de cimentación adecuado. Ahí hubo fallas" tales que requerirían "ordenar una auditoría técnica administrativa", afirmó pero expuso que se estudiará la mejor alternativa por cuanto "tenemos que resolver cómo evitamos que se derrumbe y que haya desgracias". Un proyecto cancelado en 2020 por la irrupción de la pandemia de Covid-19 preveía construir una Terminal 3, pero al final se decidió construir un nuevo aeropuerto alterno conocido como Felipe Angeles, que se ubica cerca de las famosas ruinas de Teotihuacan, en la antigua base aérea militar de Santa Lucía, a 40 kilómetros al norte de la capital. Este flamante puerto aéreo prevé movilizar 19 millones de pasajeros cada año, contra 43 millones del antiguo aeropuerto, pero hasta ahora pocas compañías aéreas han aceptado realizar operaciones por que el traslado de los usuarios se estima en hasta 2 horas, aunque el gobierno ha prometido mejorar las rutas e inclusive conectarlo con un tren suburbano. Se trata de una de las obras de infraestructura más emblemáticas de la gestión del mandatario, iniciada en diciembre de 2018, sobre la que apostó parte de su capital político, tras su decisión de cancelar el nuevo aeropuerto de la capital, que iba a ubicarse cerca del actual, en el lecho del antiguo Lago de Texcoco. La decisión de poner término a esa obra fue duramente cuestionada por la oposición debido a que ya llevaba un tercio de construcción porque tuvo un costo de 113.000 millones de pesos (unos 5.700 millones de dólares), según concluyó en mayo del 2021 la Auditoría Superior de la Federación. Sin embargo, López Obrador dijo que fue "la mejor decisión" para el país, porque si bien se debió resarcir a los inversionistas "en ese lago siempre íbamos a padecer de hundimientos, nos iba a costar mucho el mantenimiento" y en cambio el aeropuerto Felipe Angeles representa ahorros por unos 5.000 millones de dólares. El nuevo aeropuerto Felipe Angeles no ha estado exento de críticas pues según la oposición la obra se realizó "sin estudios ni análisis serios" que mostraran que era mejor opción, señaló Carlos Elizondo, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), quien dijo que "será siempre un aeropuerto distante y pequeño". El pasado lunes, el deterioro del aeropuerto de la capital, quedó constatado cuando un bache (hoyo) en una de las pistas provocado por la lluvia obligó a suspender por varias horas durante la tarde y noche las operaciones para repararlo y ahora se anunció una rehabilitación mayor de otra de las pistas que concluirá en diciembre próximo. En mayo de 2021, México fue degradado a la categoría 2 en materia de seguridad aérea por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos precisamente por la insuficiente capacitación de personal aeronáutico al reconfigurarse el tránsito aéreo de la capital por la entrada en operación del nuevo aeropuerto. Apenas hace unos meses, pilotos internacionales alertaron a sus colegas que vuelan con frecuencia a la capital mexicana sobre el peligro que representa el espacio aéreo en la metrópoli, por la nueva terminal, ante los acercamientos de aviones con cerros y las demoras excesivas de aeronaves. Una de las peores pesadillas habituales de los conductores de aviones suele ser la posibilidad de quedarse sin combustible por las interminables vueltas que se ven obligados a hacer sobre el cielo de la capital antes de tener permiso para aterrizar, dijeron. (ANSA).