Gobierno aprieta ofensiva contra el crimen

Tras captura de capo fugitivo, incauta cargamento histórico coca

El operativo de arresto del capo narco Rafael Caro Quintero. (foto: ANSA)
El operativo de arresto del capo narco Rafael Caro Quintero. (foto: ANSA)

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 27 LUG - El gobierno mexicano parece haber apretado a fondo su ofensiva contra el crimen, después de que por largo tiempo fue cuestionado por tratar con "guantes de terciopelo" a la delincuencia, bajo el mantra de "abrazos, no balazos". Tras la captura el pasado día 16 del capo fugitivo, Rafael Caro, por el cual la agencia antidrogas estadounidense ofrecía una recompensa de 20 millones de dólares, más alta en la lista de los más buscados en el país vecino, autoridades de la capital incautaron un cargamento histórico de cocaína en la capital, de unos 1.600 kilogramos. Caro, 69 años, uno de los hombres más perseguidos por la justicia de Estados Unidos por su participación en el asesinato en 1995 del agente de la DEA Enrique Camarena y su asistente, el piloto mexicano Alfredo Zavala, fue liberado por un tecnicismo judicial que tomó por sorpresa a la fiscalía, tras 28 años en prisión, en 2013. El jefe mafioso, que tras ser excarcelado formó su propia banda, luego de ser líder del histórico Cártel de Guadalajara, junto con Ernesto Fonseca y Miguel Angel Félix, como lo relató la famosa serie Narcos, de la plataforma de streaming Netflix, ahora aguarda su extradición a Estados Unidos. Ayer, la secretaría de Seguridad Ciudadana y la Fiscalía General de Justicia de la capital anunciaron la incautación de 1.680 kilogramos de cocaína que, vendida en las calles de Estados Unidos, alcanzaría un valor de unos 40 millones de dólares, una cantidad nunca confiscada en la urbe. Se trata de "un fuerte golpe a la estructura financiera de las organizaciones criminales", afirmó el jefe de la policía capitalina Omar García, que hace dos años fue objeto de un atentado contra su vida en el cual perdieron la vida tres de sus guardias y del que salvó la vida de milagro tras recibir siete heridas, tres de ellas de bala. Una parte de la droga, camuflada en tres plataformas de dos camiones de carga que transitaban en los límites de la capital con el vecino estado de México, se vendería en el popular mercado de pulgas de Tepito, en el centro histórico de la capital, y otra en Los Angeles, Estados Unidos. El cargamento procedía de Colombia, llegó por mar al turístico y sureño Puerto Escondido, estado de Oaxaca, desde donde fue trasladado a la capital y pertenecía al Cártel de Sinaloa. Otro golpe importante del gobierno mexicano contra el crimen fue asestado esta semana, cuando el Ejército desmanteló un campamento de la banda criminal "Los Correa", aliados del Cártel de la Familia Michoacana, en el municipio de Ciudad Hidalgo, estado sureño de Michoacán, y detuvo a 37 personas. Según el parte oficial, mientras realizaba recorridos de vigilancia, un convoy militar detectó un "campo de concentración de gente armada" en la comunidad de El Caracol. Entre otras cosas, las autoridades confiscaron armas como lanzagranadas y varios vehículos robados de la banda, que se disputa a muerte el control de la zona con el llamado Cártel Jalisco Nueva Generación, el más poderoso del país.
    El pasado fin de semana fueron destruidos en la norteña ciudad de Reynosa, fronteriza con Texas, 23 "monstruos", vehículos con blindaje artesanal usados por grupos criminales para perpetrar sus crímenes. Las acciones ocurren a unos días de la visita oficial de los pasados días 12 y 13 del presidente Andrés Manuel López Obrador a Washington, donde se reunió con su homólogo Joe Biden. Tras ese encuentro, el mandatario comenzó a usar una retórica antiestadounidense que incluye acusaciones a Washington de financiar organizaciones ambientalistas mexicanas que se oponen a uno de sus proyectos como el Tren Maya, que une a 5 estados del sureste del país. Además, se burló del anuncio de Estados Unidos y Canadá de que llamarían a consultas con vistas a someter a un panel de arbitraje en el marco del Tratado de Libre Comercio que sostienen desde 1995 un reciente ley eléctrica aprobada por el Congreso mexicano que afectaría las inversiones de esos dos países. En la práctica, sin embargo, las acciones antidrogas parecen obedecer a presiones del propio gobierno estadounidense ante las críticas por su inacción en la lucha contra el crimen, que ha generado la peor ola de violencia en la historia reciente del país, que arroja casi 420.000 muertos en los últimos 15 años, dicen los analistas. (ANSA).