"Para invocar de la intercesión de María Santísima el don de la paz, el próximo domingo iré a la basílica de Santa María la Mayor, donde rezaré el Santo Rosario y dirigiré una sentida súplica a la Virgen; si es posible, les pido también a ustedes, miembros del Sínodo, que me acompañen", dijo el Papa al final de su homiliía en la Plaza San Pedro por la apertura del Sínodo de los Obispos.
"Y, al día siguiente, 7 de octubre, pido a todos que vivan una jornada de oración y ayuno por la paz en el mundo", agregó.
"Hermanos y hermanas, reemprendamos este camino eclesial con la mirada dirigida al mundo, porque la comunidad cristiana está siempre al servicio de la humanidad, para anunciar a todos la alegría del Evangelio", subrayó Francisco.
El Papa destacó que "hay necesidad de ello, especialmente en esta hora dramática de nuestra historia, mientras los vientos de la guerra y los fuegos de la violencia siguen devastando pueblos y naciones enteras".
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