Lo hizo en el Angelus recordando el pasado 7 de octubre (cuando el grupo Hamás mató a 1200 personas y secuestró a otras 251); lo repite en la oración en la basílica de Santa María la Mayor con dolor por "una familia humana que ha perdido la alegría de la paz".
En vísperas del aniversario del ataque de Hamás contra Israel, el Papa recordó: "Mañana (lunes) se cumplirá un año del atentado terrorista contra el pueblo de Israel, al que renuevo mi cercanía. No olvidemos que todavía hay muchos rehenes en Gaza para los que pido su liberación inmediata".
Pero Francisco no puede olvidar también a los miles de civiles que sufren las consecuencias de este terremoto en Medio Oriente, que "se ha sumido en un sufrimiento cada vez mayor, con acciones militares destructivas que siguen afectando a la población palestina".
"Esta población está sufriendo mucho en Gaza, son civiles inocentes, todas personas que -subrayó el Pontífice- deben recibir la ayuda humanitaria que necesitan".
De ahí el llamamiento a las partes en conflicto, pero también a la comunidad internacional, a no quedarse impotente: "Pido un alto el fuego inmediato en todos los frentes, incluido el Líbano, rezamos por los libaneses, especialmente por los habitantes del sur obligados a abandonar sus pueblos", preguntó el Papa.
"Hago un llamamiento a la comunidad internacional para que ponga fin a la espiral de venganza y no repita ataques como el perpetrado por Irán hace unos días, que podrían hundir a esa región en una guerra. aún más grande." El Papa subrayó además que "todas las naciones tienen derecho a existir en paz y seguridad en sus territorios, que no deben ser atacados ni invadidos. La soberanía debe ser respetada y garantizada por el diálogo y la paz, no por el odio y la guerra".
Por la tarde, con los participantes en el Sínodo en curso en el Vaticano, se dirigió a la Basílica de Santa María la Mayor para rezar el Rosario.
Dirigiéndose a la Salus Populi Romani rezó: "Convertir las almas de quienes alimentan el odio, silenciar el ruido de las armas que generan muerte, apagar la violencia que arde en el corazón del hombre e inspirar proyectos de paz en las acciones de quienes gobiernan las naciones".
Este lunes será otra jornada de oración, reforzada por el ayuno que el Papa pidió a los católicos de todo el mundo.
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