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"Haya paz, basta de víctimas inocentes"

"Es triste ver hospitales y escuelas destruidos"

CIUDAD DEL VATICANO, 11 noviembre 2024, 13:45

Redaccion ANSA

ANSACheck
El Papa Francisco presidió el Sínodo. Nuevo pedido por la paz © ANSA/AFP

El Papa Francisco presidió el Sínodo. Nuevo pedido por la paz © ANSA/AFP

El papa pidió hoy "poner fin a la escalada", en nuevo llamamiento por la paz.
    "Debe ponerse fin a la escalada y anteponer el respeto a la vida humana.

¡Demasiadas víctimas inocentes! ¡Demasiados niños masacrados!", dijo el pontífice en el Angelus del domingo en que, con la misa en la basílica de San Pedro, se cierra el Sínodo de los obispos sobre la Iglesia sinodal.
    "Por favor - pidió a los fieles desde la ventana del Palacio Apostólico - sigamos rezando por la paz, especialmente en Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, para que se ponga fin a la escalada y se respeten los derechos humanos.

¡Primero la vida, que es sagrada!".
    "Las primeras víctimas se encuentran entre la población civil - subraya el Pontífice -: lo vemos todos los días.
    ¡Demasiadas víctimas inocentes! Vemos todos los días imágenes de niños masacrados. ¡Demasiados niños! Oremos por la paz".
    Francisco recordó que mañana "se inaugurará en Ginebra una importante conferencia internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, 75 años después de los Convenios de Ginebra".
    "Que este acontecimiento despierte las conciencias - exhortó - para que, durante los conflictos armados, se respeten la vida y la dignidad de las personas y de los pueblos, así como la integridad de las estructuras civiles y de los lugares de culto, respetando el derecho internacional humanitario".
    "Es triste ver cómo en la guerra, en algún lugar, se destruyen hospitales y escuelas", lamentó.
    El Papa recordó también que "el 22 de octubre se cumplieron 50 años de la creación, por San Pablo VI, de la Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo, y mañana se cumplirán 60 años de la Declaración Nostra aetate del Concilio Ecuménico Vaticano II".
    "Especialmente en estos tiempos de gran sufrimiento y tensión - agregó -, aliento a quienes se comprometen a nivel local con el diálogo y la paz".
    Además de recordar al sacerdote jesuita de origen indígena Marcelo Pérez Pérez asesinado el pasado domingo en Chiapas y de decir que está cerca de las poblaciones de Filipinas afectadas por el ciclón, el Papa Bergoglio señaló que "hoy concluimos el Sínodo de los Obispos. Oremos para que todo lo que hemos hecho en este mes vaya adelante para el bien de la Iglesia".
    Y después de que ayer se aprobara y publicara el documento final que fija el futuro de la sinodalidad en el cuerpo eclesial -Francisco decidió que no habrá exhortación apostólica, pues ya es suficiente con lo indicado en el texto-, en la misa en San Pedro que cierra un trabajo de tres años y dos asambleas generales traza también las líneas de una Iglesia sinodal más vinculada que nunca al "grito" que viene del mundo y de la humanidad y a la necesidad de afrontarlo.
    "Ante las preguntas de las mujeres y los hombres de hoy, los desafíos de nuestro tiempo, las urgencias de la evangelización y las múltiples heridas que afligen a la humanidad, no podemos permanecer sedentarios", advirtió.
    Por tanto, el Papa invitó a recoger "el grito de todos los hombres y mujeres de la tierra: el grito de quienes desean descubrir la alegría del Evangelio y de quienes se han alejado; el grito silencioso de quienes son indiferentes; el grito de los que sufren, de los pobres y marginados, de los niños esclavizados al trabajo, esclavizados en muchas partes del mundo por un trabajo; la voz quebrada de quienes ya no tienen fuerzas ni para clamar a Dios, porque no tienen voz o porque han dimitido".
    "No necesitamos una Iglesia inactiva y que se rinda - reiteró -, sino una Iglesia que escuche el grito del mundo y, quiero decir, tal vez alguien se escandalice, una Iglesia que se ensucie las manos para servirlo".
    "No una Iglesia inactiva, sino una Iglesia de pie - afirmó el pontífice -. No una Iglesia silenciosa, sino una Iglesia que escuche el grito de la humanidad. No una Iglesia ciega, sino una Iglesia iluminada por Cristo que lleve a los demás la luz del Evangelio. No una Iglesia estática, sino una Iglesia misionera, que camine con el Señor por los caminos del mundo".
   

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