Por Ernesto Pérez
(ANSA) - ROMA, 1 FEB - El director de orquesta argentino
Alejo Pérez, uno de los más solicitados por los teatros
europeos, descubrió la música de Gioacchino Rossini con una
"Cenerentola" que acaba de estrenar la Opera de Roma, parte de
un homenaje al compositor que incluye también el estreno en
febrero de "El barbero de Sevilla", protagonizado por el
tenor uruguayo Edgardo Rocha. Pero es esta "Cenerentola" la que quedará en los anales
del teatro gracias a la chispeante y justa dirección de Pérez,
acompañado por la del tenor -también argentino- Juan Francisco
Gatell, y una puesta en escena de Emma Dante inventiva,
inteligente y, por una vez, fiel tanto al libreto como
a la música. Pérez, entrevistado por ANSA minutos antes de dirigir la
última de las siete funciones programadas, todas con localidades
agotadas desde su puesta en venta en noviembre del año pasado,
tiene sólo palabras de elogio para Dante. "Una directora que no trata de enmendarle la plana al
compositor y respeta las indicaciones del libreto pero también
el ritmo de la partitura, ajustando los movimientos escénicos a
la música que surge del foso de la orquesta y de las voces de
los cantantes, con ideas novedosas, maravillosas y que ponen
en evidencia la genialidad del compositor", dijo Pérez, por
segunda vez en este teatro después de su aplaudida "La
nariz" de Dmitri Shostakovich hace tres años. "Y si lo sabré yo lo que es lidiar con un regisseur que trata
de desviar la atención del público de lo que realmente vale: la
obra original", agregó. "En realidad, una ópera es como un barco con dos
capitanes, uno para la música y otro para el escenario: pero
cuando este último se va, se queda el único que se preocupa por
respetar al mayor y principal ausente: el compositor, y esa
considero que es mi misión", advirtió el director. Con respecto a su primer acercamiento a la música de Rossini,
Pérez -apreciado sobre todo por la lectura de las páginas más
contemporáneas- dijo que con el compositor italiano "después
de un día de ensayos a uno le da la impresión de no haber
trabajado, tal es la felicidad que transmite toda su
música". Y agregó: "Su música está viva como si hubiese sido
compuesta hoy, salvando claro las distancias, porque su lenguaje
es modernísimo y su sentido de la acción dramática sólo
comparable con Wolfgang Amadeus Mozart". "Con Rossini es todo un disfrute de felicidad y vivacidad,
y si uno se encuentra con una directora que comparte el respeto
por la partitura y trata de servirla lo mejor posible sin pensar
en ella misma y sólo para el bien del espectáculo, el resultado
es redondo como yo pienso que es esta Cenerentola" añadió. "Un director debe ser lo más ecléctico posible -aseguró-,
yo no creo en las especialidades porque el repertorio se
retroalimenta; no es posible dirigir a Wagner o Schoenberg
o Ligety sin remontarse a Monteverdi y Luca Marenzio". "En la Argentina están mi casa y mis partituras pero paso
en ella solamente el diez por ciento de mi existencia", observó,
subrayando que "así es la vida de un director de orquesta. En
abril estaré en Oslo para 'Lady Macbeth en Siberia' de
Shostakovich, entre mayo y junio en Colonia con 'La Conquista
de México' y en agosto, el Everest, un 'Fausto' de Gounod en
Salzburgo". Pérez ya había estado en el festival austríaco en agosto
del año pasado pero con una versión de concierto del "Werther"
de Massenet. "Esto es diferente, es estar en el mismo pupitre de
los más grandes, una verdadera inyección de humildad para no
creerse quién sabe qué", dijo. Su muy aplaudido "Parsifal" del Colón de noviembre pasado
tal vez haya llegado a los oídos de Bayreuth, pero por ahora de
la catedral wagneriana no ha habido reacciones visibles.
PN-MFI/ACZ
01/02/2016 16:59
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