Por Martino Rigacci
(ANSA) - BUENOS AIRES, 19 FEB - Teniendo como telón de fondo
el recuerdo de los años '60, cuando en la ciudad de Santa Fe
tuvo como profesor a Jorge Mario Bergoglio en un curso en el que
dio clases también Jorge Luis Borges, el embajador de la
Argentina ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter, destacó las
orientaciones de fondo de la labor que está a punto de emprender
en el Vaticano. Para el Estado argentino -subrayó en una entrevista con ANSA
días antes de partir hacia Roma-, el objetivo es "mostrar
respetuosamente su interés en mantener una relación
institucional adecuada a la jerarquía de la misma y a lo que
representa la Santa Sede en el mundo. Preservar una
institucionalidad y formalidad para permitir que los contenidos
se desarrollen con normalidad y sin sobresaltos". "Creo que debemos cumplir de la mejor de las maneras la
política de Estado de la nación. Lo que se busca es subrayar la
enorme importancia que la Argentina le atribuye a la Santa Sede,
además del reconocimiento del liderazgo espiritual y mundial del
Santo Padre", añadió Pfirter. El perfil del flamante embajador ante el Vaticano es muy
particular, tanto porque representa al país de origen del Papa
como por su relación previa. "Fue a mediados de los años '60, yo era alumno de un colegio
jesuita, el más antiguo de la Argentina, y allí tuvimos como
maestrillo por dos años a un joven Bergoglio, quien todavía no
era sacerdote pero al que ya llamábamos 'padre'. Nos enseñó
literatura española y argentina, además de psicología", narró.
Los recuerdos no terminan ahí. "En una ocasión Bergoglio
invitó a Borges, quien ya era un escritor muy famoso, para que
nos enseñara literatura gauchesca. Bergoglio incluso promovió y
editó el libro 'Cuentos Originales' prologado por Borges del
cual fui uno de los coautores. Con Borges coincidí por otra
parte años después en el consulado argentino en Nueva York:
recordaba a la perfección esos tiempos de Santa Fé". Y cómo era el Papa de esa época?: "Sonriente, exigente, serio
en cuanto a la sustancia de los temas y carismático. Tenía 28
años, en las clases nos preparaba para la vida de la adultez,
nos enseñaba a pensar, a tener el derecho de hacer preguntas. Y
a no encontrar contradicciones entre lo que la ciencia y la
tecnología pudieran producir y la fe". "Creo, precisó Pfiter, que todo esto está presente en el
mensaje de hoy en día del Papa: por ejemplo, en promover el
mejoramiento de la condiciones humana como algo indispensable
incluso para alcanzar la dimensión espiritual que él representa.
En las cosas que escucho del Papa noto una vinculación, una
raíz, con esos años. La última vez que lo ví fue antes de su
elección como Papa, a finales del 2010 junto a otros alumnos en
una parroquia de Buenos Aires". Dejando de lado los recuerdos, y tras destacar su profunda
admiración hacia Italia, Pfirter mira al futuro y no esconde "la
emoción" por las funciones que ha comenzado a desarrollar en
estos días en Roma: "será una experiencia y un privilegio tanto
en lo profesional como en lo espiritual", concluyó. (ANSA).
RIG/MRZ
19/02/2016 22:25
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