Por Darío Pignotti
BRASILIA, 7 (ANSA)- El gobierno brasileño negó hoy -ante los
rumores que circulan- que vaya a renunciar la presidenta, Dilma
Roussef, jaqueada por una crisis política y económica, mientras
se evalúa convocar a su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva,
para que se sume al gabinete. El ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, desmintió hoy
"categóricamente" las versiones sobre la presunta redacción de
la carta de renuncia de Rousseff y aseguró que ella continúa
garantizando la "gobernabilidad" a pesar de la inestabilidad
política. El presidente del opositor partido Demócratas, senador José
Agripino Maia, aseguró que Rousseff "ya no tiene el control del
gobierno" y que la disparada de la inflación, que hoy llegó al
9,56 % anual, lo cual es resultado, afirmó el dirigente, de su
"falta de credibilidad" ante los mercados. Por su parte el vicepresidente, Michel Temer, afirmó hoy que
continuará comandando la "articulación política" del gobierno,
saliendo al cruce de rumores sobre su alejamiento de esa función
tras especulaciones sobre su aproximación con grupos afines al
"impeachment", el juicio político. El pasado miércoles Temer declaró que la "crisis es grave" y
propuso que surja alguien capaz de tomar el control de la
situación, lo cual fue interpretado por algunos como una auto
postulación para asumir el gobierno en caso de que Rousseff deje
la presidencia de la República, cargo para el cual fue reelecta
en octubre de 2014. En medio de este escenario político convulsionado el opositor
Partido de la Socialdemocracia Brasileña convocó oficialmente a
la marcha por el juicio político previsto para el domingo 16 de
junio. Fue la primera vez que la agrupación del ex candidato
presidencial Aécio Neves adhiere formalmente al movimiento por
la salida de Rousseff, que hasta ahora no aceptaba partidos
políticos. Ante la creciente tensión política y el riesgo de quiebra
institucional Rousseff analizó junto a sus colaboradores una
reforma en el gabinete de ministros y una de las posibilidades
barajadas es el nombramiento de Lula da Silva, ex presidente
entre 2003 y 2011 y líder del Partido de los Trabajadores (PT). De acuerdo con lo publicado hoy por el grupo Globo el ex
gobernante podría ser designado al frente de la cartera de
Defensa, en la que hoy se desempeña el dirigente petista Jaques
Wagner, o la Cancillería, comandada por el diplomático de
carrera Mauro Vieira, ex embajador en Estados Unidos y
Argentina. Junto a la eventual designación de Lula el gobierno planea
una ronda de consultas con los "Barones del PBI", grupo en el
están contemplados los ejecutivos de la compañía siderúrgica
Gerdau, el banco privado Bradesco, que acaba de adquirir a la
filial brasileña de HSBC y el grupo de supermercados Carrefour. Los cabildeos en torno de la nominación de Lula y la
reaproximación con grandes empresarios serían dos iniciativas
para capear la mala imagen del Poder Ejecutivo y recuperar
fuerzas para aventar el fantasma del juicio político. Lula se reunió hoy en San Pablo con el ministro jefe de la
Casa Civil, Aloízio Mercadante, y el titular de la cartera de
Comunicaciones, Edinho Silva. Ocurre que el gobierno es reprobado por el 71 por ciento de
los brasileños, y la mandataria cuenta con sólo el 8 por ciento
de respaldo, de acuerdo con una encuesta publicada ayer por el
instituto Datafolha. Ese mismo sondeo señala que el 66 por ciento comparte la idea
de realizar un juicio político contra la mandataria petista. Los impulsores al juicio político son, principalmente, el
jefe de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, del Partido
Movimiento Democrático Brasileño, y el senador Aécio Neves,
derrotado por estrecho margen por Rousseff en las presidenciales
de 2014. Uno de los motivos ponderados por Dilma para convocar a Lula
es, según dicen allegados al gobierno, que el ex mandatario
cuenta con buena interlocución en el Congreso, lo que podría
limar aristas entre el Ejecutivo y el Judicial. Además, señalan analistas, la nominación de Lula da Silva le
garantizaría el foro privilegiado con lo cual gozaría de
inmunidad jurídica que impediría sea detenido por el juez a
cargo de la causa "Lava Jato" que investiga la corrupción en
Petrobras. En el marco del proceso "Lava Jato" esta semana fue detenido
José Dirceu, quien entre 2003 y 2005 fuera el hombre fuerte del
gabinete de Lula. La Procuraduría Federal denunció a Dirceu como uno de los
arquitectos de esa trama de sobornos y contratos sobrefacturados
en perjuicio de Petrobras, que sufrió pérdidas estimadas en
2.000 millones de dólares.
DCP-MAC/MRZ
07/08/2015 21:12
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