Por Darío Pignotti
(ANSA)- BRASILIA, 13 FEB - Con el desfile de la escola do
samba Mangueira que puso fin al Carnaval de Rio de Janeiro
acabó, de hecho, el receso estival y se inició el año político
en un Brasil agitado por demasiadas tormentas.
Enero y los primeros días de febrero fueron un período sin
mayores sobresaltos para la presidenta Dilma Rousseff, que en
los próximos días tendrá que hacer frente a varios asuntos
espinosos. Después de encabezar la jornada de movilización nacional
contra la epidemia del virus Zika este sábado en Rio de Janeiro,
Dilma regresará a Brasilia, que volverá a ser el centro de la
vida política con el reinicio, gradual, de la actividad
legislativa.
El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, del
Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) anticipó a sus
correligionarios que retomará la agenda por el impeachment
(juicio político) contra Rousseff. Eso significa que el jefe opositor instalará nuevamente el
cronograma para la votación de un pedido de enjuiciamiento
político y, en paralelo, moverá sus hilos para que la Cámara
baja obstruya proyectos importantes para el gobierno. Como la sanción de la polémica Contribución Provisoria sobre
Movimientos Financieros, también conocida como impuesto al
cheque contra el cual ya se pronunciaron empresarios y
financistas. Al gobierno le resulta imprescindible contar la aprobación de
ese tributo para atenuar su déficit fiscal, agravado por la
recesión del 3,7% en 2015 que puede superar el 3% este año, de
acuerdo con las previsiones del mercado divulgadas el Miércoles
de Cenizas pasado por el Banco Central. A Rousseff y su nuevo ministro de Hacienda, Nelson Barbosa,
les espera el desafío de traducir en medidas prácticas las
promesas de reactivación realizadas el mes pasado en el
encuentro del Consejo de Desarrollo Económico y Social. Un foro consultivo en el que participan industriales,
banqueros, sindicalistas, economistas y sindicalistas.
El opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB)
desdeño ese encuentro por considerarlo "retórico" y demostrar
que Rousseff va a reincidir el fórmulas "populistas y de aumento
del gasto público". En realidad el gobierno convocó al Consejo de Desarrollo para
buscar consensos entre patrones y empleados que permitan
implementar medidas que frenen la recesión, que puede derivar
en depresión, y reanimar el mercado de trabajo para impedir que
el desempleo del 9 % traspase la fatídica línea del 10%.
Sumada a la agenda parlamentaria y económica, los próximos
días traerán novedades en la esfera judicial. Está previsto que Rousseff envíe al Tribunal Superior
Electoral su defensa en el proceso por abuso de poder y
financiamiento irregular de la campaña proselitista de 2014
cuando fue reelecta por un estrecho margen en balotaje ante el
socialdemócrata Aécio Neves. La causa en la Justicia electoral fue promovida por el PSDB
de Neves que acusa a Rousseff de varias irregularidades, como el
supuesto apoyo económico de empresas constructoras a cambio de
contratos irregulares en la petrolera Petrobras. Ese proceso por el escándalo conocido como "Petrolao" ha sido
un dolor de cabeza para este gobierno del Partido de los
Trabajadores (PT), pues varios dirigentes de esa agrupación
están imputados. Y el juez a cargo de la causa del "Petrolao" ya solicitó que
declare como testigo el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva,
líder histórico del PT. Rousseff y Lula se reunieron ayer, viernes, en San Pablo para
tratar varios asuntos, entre los que seguramente estuvo la
convocatoria para que el ex mandatario declare ante la Justicia
Federal por el "Petrolao". Además, la semana que viene Lula deberá compadecer ante la
justicia estadual de San Pablo donde se investiga si compró con
testaferros una casa de campo y un departamento frente al mar.
Los fiscales paulistas quieren saber si esas eventuales
inversiones de Lula contaron con el favor de empresas
constructoras envueltas en el "Petroalo". Probablemente la situación de Lula ante la Justicia de San
Pablo será un asunto que la presidenta Rousseff seguirá con
atención desde Brasilia, porque el desgaste del ex mandatario
afecta políticamente al gobierno.
DCP-ADG/MRZ
13/02/2016 17:39
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