(ANSA) - SAO PAULO, 5 MAR - La presidente de Brasil, Dilma
Rousseff, dio un sólido respaldo al visitar hoy en su residencia
a su antecesor y mentor político, Luiz Inácio Lula da Silva,
quien ayer fue blanco de la mayor investigación por corrupción
en el país. La jefa de Estado llegó a primera hora de la tarde al
domicilio de Lula, donde fue recibida por unos 300 simpatizantes
agolpados en la puerta, que gritaron "no habrá golpe", en
referencia a la posible apertura de un juicio político en el
Congreso y que podría costarle el cargo a la jefa de Estado. Los seguidores del gobernante Partido de los Trabajadores
(PT), al que pertenece Rousseff y del que Lula es uno de los
fundadores, acompañaron a la presidenta con peculiar entusiasmo,
a modo también de apoyo. Según reportó la prensa brasileña, la presidenta llegó en un
vehículo, con la ventana baja, y entró en el garaje del edificio
sin parar en la calle, tras lo cual salió, junto a Lula y su
esposa, Marisa Leticia, para saludar a los presentes. Con el puño izquierdo alzado, Rousseff saludó a los
simpatizantes, quienes coreaban "Lula, guerrero del pueblo
brasileño", ondeando banderas y típicas camisetas rojas del PT. La mandataria, indicó la cadena de televisión Globo, se
detuvo en Sao Paulo antes de continuar su viaje a Porto Alegre,
donde tiene su domicilio particular y esperaba pasar el fin de
semana sin compromisos oficiales. La presidenta se mostró ayer "indignada" por las medidas
coercitivas impuestas a Lula. Lula, uno de los fundadores insignes del Partido de los
Trabajadores (PT) y gobernante entre 2003 y 2010, fue trasladado
el viernes por agentes y prestó declaración durante unas tres
horas a la Policía por su supuesta implicación en el escándalo
de desvíos en la petrolera estatal Petrobras. Después del interrogatorio, Lula dio una declaración a la
prensa y participó en la noche del viernes de un acto político
en el que denunció la "persecución" en su contra, manifestó ser
"inocente" de las acusaciones por blanqueo y enriquecimiento
ilícito. También aseveró que los opositores tendrán que derrotarlo
políticamente "en las calles". Asimismo, Rousseff enfrenta la posible apertura de un juicio
político con fines de destitución, una hipótesis que toma cada
vez más fuerzas con el surgimiento de nuevos escándalos de
corrupción en el Gobierno. Pese a todo, Lula se mostró dispuesto a ser candidato a
presidente para las elecciones de 2018. "Me ofrezco como candidato, tengo 70 años, pero todavía me
siento como un joven de 30 y con un cuerpo atlético de 20. Así
que aplico", dijo Lula al hablar ante sindicalistas del sector
bancario en Sao Paulo.
En la reunión también estuvieron presentes el presidente del
PT, Rui Falcao, y el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad. Lula, que ha agitado y fascinado a la audiencia, también
criticó duramente a los jueces que ayer lo obligaron a ser
llevado por la policía para declarar. "Fue una ofensa personal, a mi partido, a la democracia y al
estado de derecho", bramó bajo una ovación.
BRN-ADG/MRZ
05/03/2016 18:48
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