Por Darío Pignotti
(ANSA) - BRASILIA, 25 MAR - El poderoso Partido Movimiento
Democrático Brasileño (PMDB), integrante de la coalición
gobernante, está a un paso de saltar a la oposición, lo que
aumenta la posibilidad de que el Congreso vote a favor de
realizar un juicio de destitución a la presidenta Dilma
Rousseff. El PMDB del estado Rio de Janeiro, uno de los más
influyentes en el directorio nacional partidario, anticipó que
sus representantes votarán por la salida del gobierno en la
cumbre federal que tendrá lugar el próximo martes. Jorge Picciani, titular del PMDB de Rio, anunció la decisión
de votar por la ruptura con el Palacio del Planalto durante un
encuentro con el presidente de la agrupación Michel Temer, que
es el vicepresidente de la República, según informó el diario O
Globo. A pesar de ser vicepresidente de la República, Temer, lleva
meses articulando acuerdos para formar un gobierno de transición
encabezado por él tras una eventual deposición Rousseff, con
quien prácticamente no mantiene diálogo. Temer ha estado ausente de las últimas ceremonias oficiales
encabezadas por Rousseff en el Planalto, en gesto que exhibe su
ruptura de hecho con la administración del Partido de los
Trabajadores (PT). Político experimentado, que ya fue aliado del gobierno ex
presidente Fernando Henrique Cardoso, Temer cuenta con respaldos
importantes como la Federación de Industrias de San Pablo, cuyos
economistas habrían participado en la redacción del programa "Un
puente hacia el Futuro" que sería aplicado en caso de que Temer
asuma las riendas del Palacio del Planalto. El casi seguro portazo del PMDB de Rio es una noticia
comporta una derrota seria para Rousseff por dos motivos. Por un lado el PMDB de Rio cuenta con 12 diputados diputados
federales, la mayor bancada dentro del partido. Y por otro los "pemedbistas" cariocas eran, hasta poco tiempo
atrás, eran aliados de Rousseff y defensores de continuar en el
gobierno.
Con todo, nada es definitivo pues de aquí al martes próximo
continuarán las conversaciones dentro de un partido sobre el
cual se apoya la tambaleante Rousseff para mantenerse a flote. No debe soslayarse otro dato relevante: el PMDB enfrenta una
fractura interna admitida por sus propios dirigentes, y si bien
crece la tendencia hacia una ruptura, todavía sobrevive un grupo
inclinado a permanecer con el oficialismo. El sector "pemedebista" está ligado a los siete ministros
que integran el gabinete de Rousseff en puestos gravitantes como
Energía y Salud, ambos dotados de generosos recursos. Los vaivenes de los diputados, senadores, gobernadores y
demás dirigentes del PMDB son resultado, en buena medida, de lo
que demande el "clamor de las calles". En ese sentido cabe mencionar el impacto ejercido por la
monumental movilización opositora del 13 de marzo pasado cuando
hubo millones de personas exigiendo "impeachment ya" y "Fuera
Dilma", para que la mandataria abandone el gobierno. Fue tal la presión generada por es movilización que poco
después comenzó a sesionar a paso redoblado la comisión especial
para el impeachment de Rousseff, bajo la égida de Eduardo Cunha,
jefe de la Cámara de Diputados. Rousseff cargó ayer contra Cunha al recordar que es "reo" en
el Supremo Tribunal Federal donde se lo investiga como un
presunto miembro encumbrado de la asociación ilícita que estafó
a Petrobras. La Jefa de Estado dijo que el impeachment es en rigor un
chantaje de Cunha y recordó ese dirigente "pemedebista" tiene
cuentas en el extranjero en las que depositó 5 millones de
dólares producto de sobornos, según la Procuraduría de la
República. Mientras el reloj corre contra el Palacio del Planalto el ex
presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del PT, continuaba sus
conversaciones con caciques "pemedebistas" a los que procura
disuadir de su decisión de emigrar del gobierno. El ritmo vertiginoso de la crisis contaminó a este viernes
Santo durante el cual, pese al feriado, continuaban los
cabildeos en los cuarteles generales de la oposición y el
gobierno, según informaron los medios de prensa. "Este ritmo de la crisis no nos da tregua, el viernes no
trabajaré acá en el Planalto, pero seguiré informada de lo que
pasa" afirmó Rousseff durante una entrevista dada a
corresponsales de diarios extranjeros en el Palacio del
Planalto. Y luego comentó que rechaza al "impeachment" por carecer de
"bases legales" y aseguró que no piensa renunciar a su cargo, a
pesar de que para observadores haya dejado de emitir señales
vitales. Varios observadores consideran que pese a la voluntad de
Rousseff la realidad es que sus dias están contados. "El PMDB ya envió una corona de flores al gobierno" escribió
hoy el comentarista Josias de Souza, del sitio de noticias UOL,
para quien la muerte de esta administración es irreversible. Similar es la perspectiva del analista Reynaldo Azevedo, del
diario Folha de San Pablo, quien hoy escribió un artículo bajo
el título "Dilma y la ceremonia del adiós".
DCP-ADG/MRZ
25/03/2016 20:33
|