Por Margarita Bastías
SANTIAGO DE CHILE, 8 (ANSA) - La muerte del condenado general
de Ejército Manuel Contreras hizo revivir entre los
sobrevivientes de las cárceles secretas y los familiares de
detenidos desaparecidos todo el horror de la represión bajo la
dictadura militar chilena (1973-1990).
"El legado que él deja es de un asesino cruel, sanguinario,
odioso, mafioso, de primer nivel", resumió el abogado Roberto
Garretón, quien fuera jefe jurídico de la católica Vicaría de la
Solidaridad, el organismo que escuchó los primeros relatos sobre
torturas y desaparecidos tras el golpe militar de 1973. La periodista Zayda Cataldo, quien fue una de las pocas
profesionales que lo entrevistó a fines de los años 80,
coincidió en diálogo con ANSA en que ha sido "el máximo
mentiroso y cínico" de la historia de Chile. No fue fácil la noche del viernes, cuando se conoció el
deceso del ex represor, pues "inevitablemente uno revive
momentos que te retrotraen en el tiempo", reconoció la
profesional. En la entrevista que Cataldo le hizo a Contreras, él la
recibió con extrema amabilidad y mantuvieron una conversación de
una hora que fue grabada. Al término de ella, el hombre le dijo:
'Mire, ahora esto (y le quita la grabadora) es off the record y
le queda prohibido referirse a lo que hablamos'. Habían abordado
las cárceles secretas, pero él había negado su existencia, como
también la de presos, torturados y desaparecidos. Le pidió un cuestionario por escrito que fue respondido por
él en dos copias. Al leer las respuestas anodinas, la periodista
no pudo evitar comentarle: 'Sabe general, no le creo nada', y
Contreras soltó una fuerte carcajada, facultándola para publicar
también su risotada.
Zayda Cataldo había sido detenida el 6 de septiembre de 1974
por el propio capitán de Ejército, Miguel Krassnoff, miembro de
la cúpula de la DINA, y llevada a la cárcel clandestina de José
Domingo Cañas. Amamantaba a su hija de dos meses por lo que
sufrió una dolorosa mastitis durante su cautiverio junto a
insultos, trato soez, denigrante y golpes. A 41 años de su detención, Zayda relató que le fue difícil
conciliar anoche el sueño. "Tuve pesadillas, vi a personas que
estuvieron conmigo detenidas, recordé al hombre que agonizaba y
que cayó de un piso siendo brutalmente golpeado en los
testículos". Pasaron muchos rostros por su cabeza dormida y no
puede evitar el nudo en la garganta, "los desaparecidos, los
desaparecidos, ¿dónde están?", se preguntó una vez más.
Y sobrevino la impotencia por la impunidad con que Contreras
deja este mundo. "El murió en un hospital, con todas las
atenciones necesarias e incluso con morfina para que no tuviera
dolores, y además con todas sus medallas, porque los gobiernos
democráticos fueron incapaces de degradarlo", se quejó la
periodista con ANSA.
Tras conocerse anoche la muerte de Contreras, grupos de
personas se congregaron en distintos puntos de Santiago para
festejar la noticia. Ante el sentimiento de impunidad con los violadores a los
derechos humanos que recorre nuevamente a la sociedad chilena,
el gobierno de Michelle Bachelet expresó en un comunicado que
"anoche murió uno de los personajes más oscuros de nuestra
historia, responsable de crímenes y graves violaciones a los
derechos humanos en nuestro país".
El ex jefe de la DINA, agregó la secretaría general de
gobierno, "murió privado de libertad y condenado a más de 500
años de cárcel por decenas de crímenes cometidos contra sus
propios compatriotas y por violar sus derechos humanos". "Contreras ha muerto llevándose información valiosa para
saber la verdad y hacer justicia respecto del horror cometido
por la dictadura. Es el momento para reafirmar nuestro
compromiso con el pleno respeto y vigencia por los derechos
humanos", concluyó La Moneda.
Desde el Hospital Militar sólo se informó que los restos de
Contreras fueron entregados a su familia desconociéndose la
causa oficial de muerte aunque padecía un sinnúmero de
enfermedades, como cáncer de colon, problemas renales que lo
hacían dializarse, hipertensión, diabetes, entre otras.
Estaba encarcelado en la cárcel exclusiva para militares
desde 1995 cuando recibió la primera condena a siete años de
presidio por el atentado que le costó la vida al ex canciller
socialista Orlando Letelier y su secretaria estadounidense
Ronnie Moffit, cometido en septiembre de 1976 en Washington.
MBA/ACZ
08/08/2015 20:17
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