SANTIAGO DE CHILE, 10 (ANSA) - El senador chileno Juan Pablo
Letelier solicitó al juez Mario Carroza nuevas diligencias para
establecer las responsabilidades de los encubridores del crimen
de su padre, el ex canciller Orlando Letelier. La petición fue hecha tras haber leído los documentos
desclasificados que hace un mes entregó al gobierno chileno el
secretario de Estado norteamericano, John Kerry, donde se
conocieron nuevos antecedentes sobre los autores intelectuales y
materiales del delito.
Letelier, ex canciller y ex ministro de Defensa del gobierno
socialista de Salvador Allende, fue asesinado en Washington, el
21 de septiembre de 1976, una semana después de que la dictadura
lo despojara de su nacionalidad.
"Hemos entregado más de una decena de diligencias que
pensamos que se pueden realizar para identificar de mejor forma
a personas que participaron no solamente en el asesinato de mi
padre, sino en particular de Ronni Karpen Moffitt (la secretaria
estadounidense del ex canciller que también falleció en el
atentado). En su caso en nuestro país no ha habido nada de
justicia", dijo Letelier a CNN Chile. El legislador se manifestó confiado que con las nuevas
diligencias "se logre identificar de mejor forma a la agente (de
inteligencia chilena) Liliana Walker, sobre las incógnitas
respecto a su rol, su responsabilidad, las redes que ella tenía
y que ella formaba parte", esperando además que se puedan
investigar otros casos asociados a éste. Añadió que en los archivos se da cuenta de que el ex general
Augusto Pinochet "fue quien ordenó el crimen, el coronel (Pedro)
Espinoza Bravo, Manuel Contreras (los máximos jefes de la DINA,
el aparato represivo de la dictadura chilena) fueron autores
materiales de la ejecución de este crimen, pero ya hay
documentos y queremos que se soliciten las pruebas más
contundentes de la responsabilidad de Pinochet". "Además de Pinochet y sus agentes, hay otros que todavía no
han sido procesados, que nosotros presumimos están vinculados a
la Dina, por eso nos interesa la investigación del coronel
(Alberto) Labbé de ese tiempo, en lo que son acciones de
encubrimiento o complicidad". "Creemos que con nuevas diligencias y en particular a través
de la hebra de Liliana Walker, esta agente, se va a descubrir la
relación y la función de las acompañantes que habían con los
agentes y los oficiales de la Dina", que después le dieron
estructura a la Dirección de Inteligencia del Ejército, dijo el
legislador.
"Queremos que se investigue, que se identifiquen los
responsables y que se vean respecto a los encubridores que aún
están vivos", sostuvo Letelier. En cuanto a Pinochet, indicó que se deben solicitar otros
documentos que hay en Estados Unidos para precisar su
responsabilidad.
Kerry entregó el pasado 6 de octubre, durante una visita a
Chile, más de 11 mil páginas con documentos desclasificados
donde se relata el operativo completo para asesinar a Orlando
Letelier, muerto al estallar una bomba en el vehículo en que
viajaba junto a su secretaria, la ciudadana estadounidense
Ronnie Moffit.
El atentado en Washington marcó una distancia entre la Casa
Blanca y la dictadura chilena. Estados Unidos exigió la
extradición de los autores intelectuales y materiales, pero el
régimen de Pinochet solo aceptó extraditar al agente de la DINA,
el estadounidense Michael Townley, autor material del crimen.
Sin embargo, el también agente de la CIA se acogió al
programa de protección de testigos y prestó colaboración a
cambio de que no fuera procesado por otros asesinatos, como el
del jefe del Ejército, Carlos Prats y su esposa, en Buenos Aires
en 1974, y el ataque en Roma al ex vicepresidente de la
República, el demócrata cristiano Bernardo Leighton y su esposa,
en 1975.
El mayor Armando Fernández Larios, también agente de la DINA,
desertó del Ejército en 1987 entregándose a la justicia
estadounidense. También se acogió al programa de protección de
testigos que le permite vivir en el país del Norte con una
identidad falsa. En Chile, el juez Adolfo Bañados logró en 1991 -ya recuperada
la democracia- el primer procesamiento de Contreras y Espinoza
convirtiéndose en los primeros máximos jefes de la represión en
ir a la cárcel.
En 1995, ambos uniformados en retiro ingresaron al penal
exclusivo para militares de Punta Peuco a cumplir 7 y 6 años de
cárcel. Contreras, que siempre alegó su inocencia inculpando a
la Cia y cubanos disidentes de Miami, murió este año mientras
cumplía más de 300 años de prisión como autor de gravísimas
violaciones a los derechos humanos: muerte, tortura y
desapariciones cometidas bajo dictadura (1973-1990).
En Punta Peuco continúa encerrado Espinoza, condenado también
por los mismos delitos que le impedirán salir de prisión.
MBA/MRZ
10/11/2015 18:49
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