Por Oscar Escamilla
(ANSA) - BOGOTA, 19 FEB - El presidente colombiano, Juan
Manuel Santos, respondió hoy con un ultimátum la acción
ejecutada en la víspera por negociadores de las FARC, quienes
convocaron a un acto político en un pequeña población del norte
del país, resguardados por guerrilleros armados. Lo que inició con unas cuantas fotografías en redes sociales,
su difusión por parte de la prensa local, seguido de la
indignación de sectores de oposición y la justificación de las
propias FARC a lo sucedido, escaló este viernes en una
advertencia hecha por Santos al grupo rebelde: "ya se agotó el
tiempo para terminar las negociaciones". "La fecha del 23 de marzo, acordada entre el Presidente de la
República y el comandante de las FARC, está a menos de cinco
semanas. Hay que tomar ya las decisiones sobre los puntos
definitorios que faltan", precisó Santos desde el departamento
de La Guajira, frontera con Venezuela. El 23 de marzo es la fecha límite pactada por las partes para
sellar la paz, luego de más de tres años de negociaciones, que
buscan ponerle fin a seis décadas de conflicto armado interno. Precisamente ayer en La Guajira, exactamente en la población
de Conejo, cuatro negociadores de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) se montaron a un tarima, como
políticos en campaña, para hablarle a los habitantes de esa
población sobre la paz que negocian con el gobierno en La
Habana. Mientras los jefes rebeldes hablaban de las negociaciones de
paz, en el entorno guerrilleros armados distribuían volantes y
ejercían de custodios, ante los ojos atónitos de los pobladores. El hecho fue revelado a cuentas gotas ayer mismo en redes
sociales y amplificado con imágenes y testimonios por los
telenoticieros, lo que empujó al gobierno a explicar lo
ocurrido, advirtiendo que se trató de una suerte de abuso de
parte de las FARC al permiso de hacer pedagogía del proceso de
paz, en los campamentos de su organización. En efecto, era la quinta vez que el gobierno autorizaba a los
negociadores de ese grupo abandonar Cuba para retornar al país,
con el fin de explicarle a las bases guerrilleras los avances de
las negociaciones. Sin embargo, los jefes guerrilleros en cuestión, entre ellos
Iván Márquez, una de las principales cabezas del grupo,
acudieron a la plaza pública de esa pequeña población y a los
ojos de todos jugaron a hacer política, como si ya estuvieran
desvinculados del grupo armado. En respuesta, el gobierno suspendió esos viajes, le pidió a
la Cruz Roja internacional y a los países garantes del proceso
retornar a los jefes guerrilleros, en un intento por apaciguar
lo que para entonces ya se perfilaba como una provocación y
batería para los opositores de las negociaciones, que hoy
utilizaron lo ocurrido como una señal de lo mal que van los
conversaciones, según su parecer. Las FARC intentaron hoy también apaciguar lo ocurrido, tras
advertir que todo no era más que una "injustificada polémica
levantada por los más connotados voceros de la derecha
guerrerista". A través de un comunicado, el grupo guerrillero defendió su
derecho a "socializar los avances del proceso con los
guerrilleros y las masas que históricamente nos han acompañado",
bajo el pretexto de aislarlos y prohibirles "interactuar" con
sectores de la sociedad y sus combatientes. Por su parte, el procurador general, Alejandro Ordoñez,
abierto contradictor al proceso de paz, aseguró que lo hecho por
las FARC fue "un típico evento de proselitismo político armado",
al tiempo que le reclamó al gobierno por desprotejer a la
población de hombres armados. Mientras que el expresamente y ahora senador de derecha,
Alvaro Uribe (2002-2010), principal opositor al proceso de paz,
calificó lo ocurrido como "un abuso del terrorismo" y le exigió
al gobierno reorientar las negociaciones, al afirmar que esos
diálogos lo que han hecho es "envalentonar, estimular los abusos
del terrorismo". En un afán por frenar la ola de críticas, el presidente
Santos afirmó esta tarde que lo ocurrido en La Guajira "es
inaceptable" y contradice la idea de la paz de acabar "el
vínculo entre armas y política". "No solamente violaron las reglas y los protocolos, sino que
es un duro golpe a la confianza depositada en la negociación y a
la confianza de los colombianos en el proceso", advirtió el
mandatario, quien aseguró que lo ocurrido no volverá a suceder. Este hecho de las FARC cierran una semana complicada para el
gobierno de Santos, que tuvo que sortear la renuncia de su
viceministro de Interior por un escándalo sexual, admitir la
dimisión del director de la policía, tras una apertura de
investigación en su contra, y cargar con la sensación de que
habría provocado la salida de la periodista cuyas
investigaciones y divulgaciones generaron la partida de los dos
funcionarios anteriores.
YK7-ADG/MRZ
19/02/2016 22:24
|