(ANSA) - BOGOTA, 29 FEB - La Procuraduría General de Colombia
abrió hoy investigación disciplinaria contra el ministro de
Defensa, Luis Carlos Villegas, y los altos mandos militares por
la presencia de varios negociadores de las FARC, en una
población rural para realizar proselitismo político, bajo la
custodia de rebeldes armados. La investigación de la Procuraduría recae sobre Villegas y
los comandantes de las fuerzas militares y el ejército, además
de los encargados militares de una división, una brigada y un
batallón también del ejército, todos ubicados en jurisdicción
donde ocurrieron los hechos.
"La anterior decisión se tomó por conductas que posiblemente
constituirían faltas disciplinarias, las cuales se investigarán
en dos dimensiones", explicó la Procuraduría en su anuncio de
investigación. Las dimensiones en torno a las que giraran las indagaciones
buscan establecer si los militares, por orden del gobierno,
despejaron la población rural de Conejo, en el departamento
(estado) de La Guajira, norte, para permitir la presencia de los
voceros guerrilleros, una acción que está prohibida por la ley
local. Además de determinar si "las fuerzas militares y de policía
dejaron desprotegida a la población civil (...) e indefensa en
manos de las FARC", precisó el Ministerio Público. "Esta investigación deberá determinar, entre otras cosas, si
con dicha desprotección se permitió el uso por parte del grupo
guerrillero de un establecimiento educativo, con estudiantes del
Conejo, configurándose una presunta infracción al Derecho
Internacional Humanitario y una violación a la Constitución
Política", agregó la Procuraduría en un comunicado. El pasado 18 de febrero se conoció, a través de las redes
sociales y ampliado luego por los telenoticieros, que tres jefes
guerrilleros se trasladaron de La Habana (Cuba), donde se
adelantan las conversaciones de paz, a la población rural de
Conejo con el objetivo de hablar con la comunidad local sobre
los avances en las negociaciones con el gobierno. Los jefes negociadores del grupo rebelde estuvieron en
aquella población rural custodiados, todo el tiempo, por
guerrilleros armados y sin la presencia de militares, quienes
estaban ubicados a las afueras de la población. El hecho generó la molestia del presidente, Juan Manuel
Santos, quien recordó que los jefes insurgentes solo estaban
autorizados para regresar al país con el fin de hablar con sus
bases guerrilleras sobre los avances de las conversaciones de
paz y no con la población. Por tal motivo, Santos suspendió esos viajes y pidió a los
países garantes de los diálogos encargarse de tramitar, en el
menor tiempo posible, el retorno de los jefes guerrilleros a la
capital cubana. La situación generó una nueva crisis en el proceso de paz,
pese a que las FARC intentaron bajarle el tono a la situación
justificando su derecho a explicarle al país los avances de los
diálogos. Tras los dichos y las justificaciones, las partes se
reunieron este fin de semana en La Habana para tratar este tema
y la proximidad de la fecha en la que deberá firmarse el acuerdo
paz, que sería el próximo 23 de marzo, un día que cada vez se ve
más lejano, pues a las conversaciones les falta por superar el
último punto de las negociaciones, que tiene que ver con la
entrega de armas y cese definitivo del fuego. Sin embargo, la apertura de investigación ordenada hoy por la
Procuraduría mantiene vivo el tema, que tanto el gobierno como
las FARC creían superado. Por su parte, el ministro Villegas explicó que no hay una
"orden que esté documentada" en la que se precise que el
gobierno urgió la salida de los militares de la población donde
aparecieron los guerrilleros y aseguró que cercana a la zona
había un pelotón móvil de vehículos blindados que suele hacer
patrullajes en el sector. En su momento, el procurador general, Alejandro Ordóñez,
tildó lo ocurrido en Conejo como un "caguancito" en un intento
por comparar lo ocurrido con el despeje militar de 42.000
kilómetros que ordenó el gobierno de Andrés Pastrana
(1998-2002), en el sur del país, para realizar los diálogos de
paz con las FARC, que a la postre resultaron fallidos. Ordóñez, un funcionario de posiciones ultraconservadoras, es
un abierto opositor al proceso de paz, en la misma línea del
expresidente y ahora senador derechista Alvaro Uribe
(2002-2010).
YK7/MRZ
29/02/2016 18:28
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