Por Francisco Forteza
LA HABANA, 18 (ANSA)- Cuba se prepara para las turbulencias
en el Mar Caribe a causa del cambio climático, como sequías y
huracanes más severos y vigila con rigor la actividad sísmica
ante la posibilidad de terremotos de gran intensidad. Las secuelas del cambio del clima mundial en el Caribe llevó
este mes a más de una docena de sus islas, incluyendo Cuba, a
pedir ante el presidente de Francia, Francois Hollande, en una
cumbre en Martinica sobre el tema, apoyo en sus demandas a "los
países más ricos" para que "cooperen" con medidas contra el
fenómeno. Una petición en esa conferencia durante una gira caribeña de
Hollande que incluyó una visita oficial a Cuba los días 11 y 12
de mayo, fue la de limitar las emisiones de gases de efecto
invernadero que, según científicos son los mayores causante del
cambio climático. Este fin de semana se desarrolló en Cuba el ejercicio anual
"Meteoro 2015", que fue oficialmente diseñado para probar
acciones de enfrentamiento a maremotos, huracanes, sequías e
incluso sismos de gran intensidad, una preocupación
relativamente nueva para Cuba. Una sequía prolongada sobre las islas e isletas que forman el
archipiélago cubano afecta actualmente a alrededor de un millón
de personas, según estimados nacionales. Aunque la actividad
ciclónica en el área ha sido baja en las últimas temporadas, los
científicos de Estados Unidos y del Caribe coinciden en
pronosticar huracanes más fuertes y destructivos a causa de los
cambios climáticos. Los maremotos y los sismos de gran intensidad, hasta hace
pocos años una posibilidad que parecía solamente afectar una
franja en el mar Caribe que incluye a Haití y "rozar" el este de
Cuba, son ya temidos. Estadísticas indican que el año pasado la
red sismológica cubana detectó alrededor de 5.800 sismos, aunque
solo 20 perceptibles para la población.
Antes del Meteoro, cuyo nombre aún se refiere solamente a los
huracanes, un experto del cuerpo de Defensa Civil nacional
subrayó que en su "prioridad" se agregan plenamente las
reacciones frente a los terremotos. La clave de la capacidad de
"enfrentamiento" nacional tanto ante ciclones como sismos y los
aún hipotéticos maremotos es proteger a la población y la
recuperación tras el desastre.
Sin embargo, las tormentas tropicales, al menos, permiten ser
vigiladas mientras hacen sus largas trayectorias,
"pronosticables" a partir de las condiciones y variables
meteorológicas a su paso, que pueden cambiarles el rumbo o
darles la bienvenida. Incluso, estudios científicos sostienen que si la "conciencia
mundial" es suficiente, el mundo podría disminuir con cierta
eficiencia la rapidez de expansión de las secuelas del cambio
del clima, que incluyen además de las tormentas más intensas y
severas, las sequías extensas, el aumento del nivel del mar y
las inundaciones costeras. Las posibilidades de detección y "seguimiento", son
"ventajas" en el combate contra el cambio del clima y los
huracanes. Pero sobre los sismos, y pese a los esfuerzos
científicos millonarios para descubrir parámetros que los
anuncien, aún no pueden ser detectados. No obstante en todos los casos son imprescindibles los
programas de prevención que incluyen edificaciones más efectivas
contra esos fenómenos, atención epidemiológica e higienización y
evacuaciones de comunidades, si hay tiempo para ello.
BY2/MRZ
18/05/2015 16:51
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