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 CUBA
Cuba, entre la sequía y el huracán

Por Francisco Forteza LA HABANA, 23 (ANSA)- Cuba vigila a Danny, el primer huracán de la temporada ciclónica de 2015 quizá con "sentimientos" antagónicos de que se aleje o traiga, sin hacer mucho daño con sus vientos, la lluvia "moderada" que acabe con una destructiva sequía.
    El jueves la tormenta tropical que se formó frente a las costas de África se fortaleció en horas de la mañana y se convirtió, pocas horas después, en un ciclón que vaga a merced de las corrientes atmosféricas y marítimas y sus temperaturas, por la cuenca del Atlántico, incluido el Golfo de México y el caliente mar Caribe.
    "Danny tiene la peculiaridad de ser un huracán pequeño, al presentar un campo nuboso y radio de extensión de sus vientos bastante reducido", expuso José Rubiera, el más prestigioso de los meteorólogos cubanos. El ciclón amenaza a Cuba cuando sufre una sequía abrumadora que "está ahí, debajo de nuestros pies, encima de nuestras cabezas. Sin embargo, hay quienes no lo creen. No importa que se diga y 'machaque' (reitere obsesivamente NDR) en que esta es, de acuerdo con expertos, la peor del país en 105 años", advirtió el periódico nacional cubano Juventud Rebelde.
    "Seguro que digo una barbaridad, pero no se qué es peor: una sequía que te priva cada vez más del agua o un ciclón pequeño que traiga lluvia moderada sin causar muchos desastres", dijo Sara Hernández, una ama de casa de La Habana que, agregó, "viví muchos años en el campo y allí aprendí lo que hacen a los cultivos tanto la seca como las inundaciones".
    "La terrible sequía que desde hace meses azotaba a Puerto Rico con hasta un 83% de intensidad a su superficie afectando a más de 2.5 millones de la población de más de un 3.5 millones de habitantes, parece que pronto terminará con la aparición de una tormenta tropical llamada Danny", comentó la página digital Ahora, de esa isla también caribeña, coincidiendo de alguna manera con Sara.
    Los científicos creen que el cambio climático no va a mostrar preferencias por ninguno de los dos fenómenos. Según los criterios mas generalizados, tanto los ciclones como las sequías acentuarán la intensidad y los daños. Un punto quizá en favor de las sequías, si tal comparación se admitiera, es que estas pueden combatirse a un más largo plazo, mejor que a los huracanes incluso con métodos, aún muy caros, de desalinización del agua salada.
    El golpe de un superhuracán puede ser apocalíptico, como se sabe. Los mejores métodos preventivos, incluso los sistemas costeros para evitar las entradas de mar, son aplastados como castillos de naipes cuando la tormenta es, por ejemplo, como Katrina sobre Nueva Orleans, en 2005. Las sequías también son parte de las catástrofes bíblicas y actualmente no solo afectan al Caribe, sino también a Europa y otras partes del mundo.
    Quizá por ello Sara insista en su polémica interna. "He pasado unos cuantos huracanes que no hicieron mucho daño, aunque sí mucho miedo, y trajeron lluvias y siempre destrucción. La sequía es una enfermedad silenciosa que convive con nosotros días, meses, años y al final nos arruina, pero siempre ha terminado para tener todos un respiro", aseguró, con rostro interrogante. BY2/ACZ

23/08/2015 17:47

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