Por Francisco Forteza
(ANSA)- LA HABANA, 3 DIC - Cerca de su primer cumpleaños, el
"deshielo", una "misión" bilateral casi imposible de Cuba y
Estados Unidos, refleja a veces inmovilidad, pero los hechos
indican que es sólido y avanza, aunque sobre fuertes escollos. "Veo abundantes oportunidades (de negocios NDR) en Cuba",
dijo el gobernador del estado de Texas, Greg Abbott, al terminar
una visita de tres días a La Habana que se inició el lunes.
Su frase quizá condensó lo que esperan firmas y empresarios
estadounidenses del proceso de "normalización" anunciado por
ambas naciones el 17 de diciembre de 2014. Abbot decidió además
incluir en su agenda de trabajo las relaciones de Texas, la
duodécima economía mundial según él, con la isla en espera de
decisiones en Washington. Los objetivos tanto del gobierno de Barack Obama, por una
parte, y del cubano Raúl Castro, por otro, son mucho más
complejos. Todo sugiere que tratan de encontrar puntos comunes
que puedan existir en todas las esferas cruciales y menos
fundamentales y construir una base de relaciones "nuevas",
aunque nadie hable nunca de "confianza mutua". Para Cuba, según su gobierno, tal plataforma debe excluir
cualquier "dependencia" cubana no solo en términos políticos,
sino también económicos e incluso culturales. Una relación
centrada en la "no interferencia" en asuntos internos
nacionales. Estados Unidos hace una apuesta mayor que incluye cambios en
Cuba en sensibles asuntos como la democracia o los derechos
humanos, e incluso económicos y sociales a partir de parámetros
estadounidenses, sin vulnerar el "respeto mutuo”. No obstante los antagonismos primordiales e incluso las
imposibilidades entre ambas posiciones, las delegaciones
negociadoras de los dos países han dicho que todos los temas, no
importa lo complejos y la distancia de los dos gobiernos entre
sí, están en la mesa.
En tal contexto, los dos países que han sostenido un cruento
conflicto, que no ha terminado, por casi 60 años, lograron
restaurar sus relaciones diplomáticas al nivel de embajadas
rotas hacía 54 años, permiten visitas frecuentes de políticos y
empresarios entre sí, establecen acuerdos aún frágiles y algunos
por aplicar, y mantienen, sobre todo, un trato público
diplomático y respetuoso. También practican la amabilidad mutua, como en los
sorprendentes encuentros que ya han sostenido Obama y Castro,
pese a que el conflicto bilateral parecía insalvable.
Es un eufemismo mencionar al "deshielo" como una tarea
"difícil" o "compleja". Para muchos es realmente una "misión
imposible" pero que como en ciertos filmes de Hollywood sin
embargo se mueve. "Cada vez vienen más americanos (estadounidenses) a Cuba",
dijo a ANSA una periodista cubana residente en Estados Unidos
que regresó a La Habana para unas breves vacaciones esta semana.
"No pongas mi nombre. No quiero entrar en polémicas. Pero los
americanos que he visto en lugares públicos en la ciudad no
quieren que siga la bronca (pelea) con esta isla", subrayó.
Otros cubanos opinan que el deshielo "no tiene marcha
atrás", pero esperan más de él. "Tiene que haber negocios y
comercio con ellos, aunque comprendo que ellos tienen primero
que tumbar (eliminar) el bloqueo. Si lo hacen aquí tendremos que
abrirles las puertas", estimo Idania, una ingeniera habanera.
BY2/ACZ
03/12/2015 16:49
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