Por Francisco Forteza
(ANSA)- LA HABANA, 16 ENE - Una larga sequía interrumpida por
lluvias intensas a destiempo a causa de la corriente El Niño, el
cambio climático y el aumento de sismos, proyecta un futuro
difícil para Cuba en sus relaciones con la naturaleza. Esta semana, las autoridades meteorológicas nacionales
llamaron al país a "prepararse" para los efectos de El Niño, o
ENOS, una corriente que se activa periódicamente en el Océano
Pacífico con consecuencias sobre el clima mundial.
Los científicos advirtieron que sus efectos, que ya se
sintieron durante el año pasado, se prolongarán a este mes de
enero, a febrero, marzo y "quizá hasta abril". La alarma se debe a que esos meses tradicionales de sequía en
el área del Mar Caribe, donde está Cuba, serán no solo lluviosos
pero además pueden tornarse "tormentosos" cuando se mezclan con
los habituales "frentes fríos" de esta época del año. La Habana, todo parece indicar, ya sufre los impactos de las
lluvias, por momentos torrenciales, tras un período de sequía
que llevó a aplicar medidas de ahorro severas.
Un especialista del Centro del Clima del Instituto de
Meteorología, Ramón Pérez, dijo a la prensa local que el ENOS
ya causa "notables impactos" en regiones del planeta muy
distantes entre sí. Las secuelas más frecuentes son las precipitaciones intensas
e inundaciones "de suma consideración" en países de América del
Sur, y sequías severas en Indonesia, sur de África y otras áreas
geográficas, dijo Pérez. Para los cubanos el principal efecto de El Niño en 2015 fue
pasar de temperaturas tan altas que no se reportaban desde 1951,
hasta las actuales turbonadas que en el caso de la capital
cubana, de dos millones de habitantes, han causado inundaciones
en muchos de sus barrios. Cuando finalmente decline ENOS, algo que sucederá
posiblemente desde abril, el archipiélago cubano tendrá aún que
preocuparse por los efectos del calentamiento global, el cual ,
además de causar lo mismo lluvias que secas, también influyen en
el número y la intensidad de los huracanes en la región y
determina penetraciones del mar que amenazan tierras fértiles. Durante esta temporada de ciclones, ninguna de esas terribles
tormentas tropicales se acercó a este país, como uno de los
pocos efectos benéficos de El Niño, según algunos especialistas
que no lo consideran después de todo tan travieso.
Pero sí hubo una advertencia climática muy inesperada en
enero cuando surgió, hace pocas horas, en el Atlántico el primer
huracán del año nada menos que con cinco meses de anticipación a
la temporada que corre de junio a noviembre. Esto no ocurría en
el área desde 1938. Como si la locura climática fuera poco, Cuba está vigilando
actualmente los sismos que suele sufrir anualmente. En 2015 se
registraron en su territorio 5.053 de esos temblores, según
divulgó el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas
(Cenais).El mayor del año fue de una magnitud de 4.2 en la
escala de Richter JagUey Grande, una ciudad en la provincia
occidental de Matanzas. Afortunadamente, y sin negar las preocupaciones futuras,
ninguno de los sismos causó ni pérdidas humanas ni económicas
durante el año.
BY2-ADG/ACZ
16/01/2016 18:00
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