Por Francisco Forteza
(ANSA)- LA HABANA, 18 ENE - Fuertes penetraciones del mar en
La Habana y sismos múltiples de baja intensidad en Santiago de
Cuba confirmaron en las últimas horas que la isla enfrenta
amenazas inusuales de la naturaleza. El domingo el mar inundó calles y avenidas costeras y
cercanas a la costa de los barrios habaneros de El Vedado y
Miramar tras fuertes lluvias y al entrar un "frente frío" típico
de la temporada invernal en la isla.
El mismo día, en Santiago, a más de 900 kilómetros al este,
ocurrieron 305 movimientos sísmicos, de ellos 12 perceptibles
por la población, que salió de sus casas a las calles y parques
con el fin de protegerse de posibles derrumbes. La buena noticia fue que en ambos incidentes no se reportaron
ni víctimas humanas ni daños económicos de consideración.
La mala que por un lado los hechos meteorológicos del fin de
semana confirmaron estudios según los cuales en los próximos
meses podrán esperarse fenómenos como sequías alternadas con
lluvias intensas a causa del llamado fenómeno ENOS o corriente
de El Niño, del Océano Pacífico, y por otro, que quizá el alto
número de sismos en el este nacional sea el preludio de un
terremoto. En Santiago, la segunda ciudad en importancia del país, las
autoridades, ante los movimientos de tierra, llamaron a sus
habitantes a mantener la calma pero "estar alertas".
El Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CNAIS),
recordó que ya dispone de una red de estaciones sismológicas
para el monitoreo los 365 días del año de la actividad sísmica
del país.
Algunos reportes no evitaron, sin embargo, especulaciones
sobre la posibilidad de un "gran terremoto" en esa ciudad. En
realidad el oriente cubano es, históricamente, la región más
activa en cuanto a actividad telúrica en Cuba. En 1932, por
ejemplo, ocurrió el más reciente terremoto en la zona, de 6,7 de
magnitud en la escala Richter, con un saldo de 12 muertes. Los expertos consideran que el "ciclo sísmico" en esa parte
de Cuba es de unos 80 a 100 años al acumularse la energía a
liberarse en la Falla que pasa por allí y que une las placas
tectónicas de Norteamérica y el Caribe. Las vicisitudes meteorológicas, encabezadas por los
huracanes, son probablemente más temidas en Cuba por ser las más
frecuentes. Los científicos locales afirman que no solo El Niño
las complica en términos temporales, sino que aumentan a partir
de las secuelas del cambio climático. Para los huracanes las autoridades cubanas aplican un sistema
preventivo basado en evacuaciones de personas residentes en
zonas peligrosas y medidas para proteger la economía antes de
que llegue la tormenta. El sistema de reacción se ensaya en
ejercicios anuales. Pero los especialistas creen que la amenaza aumenta. En el
caso de las penetraciones de mar, una secuela "típica" del
calentamiento global, en Cuba ascendió a una velocidad promedio
de 1,43 milímetros por año en las últimas cuatro décadas.
Se vaticina además un aumento de la temperatura promedio en
unos cinco grados "en un futuro no muy lejano" tornando el clima
más árido.
BY2/MRZ
18/01/2016 16:58
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