Por la enviada Giovanna Chirri
QUITO, 7 (ANSA)- Francisco dijo hoy que "evangelizar" es
"nuestra revolución" y destacó la necesidad de "luchar por la
inclusión a todos los niveles", durante la homilía de la misa
celebrada ante un millón y medio de personas en Quito, previo a
partir hacia Bolivia. "Evangelizar. Esa es nuestra revolución, porque nuestra fe
siempre es revolucionaria, ese es nuestro más profundo y
constante grito", afirmó el Papa. Precisamente la evangelización fue el eje del mensaje del
pontífice en el Parque del Bicentenario, en la capital
ecuatoriana, en presencia de un millón y medio de fieles, entre
ellos el presidente Rafael Correa. "El anhelo de unidad supone la dulce y confortable alegría de
evangelizar... hay necesidad de luchar por la inclusión a todos
los niveles, evitando egoísmos, promoviendo la comunicación y el
diálogo", destacó. Se refirió al "grito de independencia de Hispanoamérica"
nacido de la "conciencia de la falta de libertad, de estar
oprimidos y saqueados, sujetos a las conveniencias de los
poderes".
A "aquel grito de libertad, prorrumpido hace poco más de 200
años, no le faltó convicción ni fuerza; pero la historia nos
cuenta que solo fue contundente cuando dejó de lado los
personalismos", destacó Jorge Mario Bergoglio. Junto a ese "grito", el primer Papa latinoamericano de la
historia de la Iglesia dijo imaginarse como un "grito" también
el "susurro de Jesús en la última cena: Padre, que seamos uno
para que el mundo crea".
"Quisiera que hoy, los dos gritos conformen bajo el hermoso
desafío de la evangelización, no de palabra altisonantes ni con
términos complicados, sino que nazca de la alegría del
evangelio, que llene el corazón y la vida entera de los que se
encuentran con Jesús", dijo el pontífice. Un modelo que el Papa parece señalar también para imaginar
hoy los procesos de liberación de los pueblos, de la pobreza,
las guerras y la violencia. Antes de concluir la meditación, en la cual reflexionó sobre
"el proselitismo, que es una caricatura de la evangelización",
citó el riesgo de la tentación a pisotearse los unos a los otros
por "poder, prestigio, placer o seguridad económica, a costa de
los más pobres, los más indefensos, de quien no pierde la
dignidad aunque se la pisoteen cada día". Un representante de los pueblos originarios leyó en quechua
la carta de San Pablo a Timoteo. Decenas de miles de fervientes católicos en Ecuador acamparon
durante toda la noche desafiando el frío, el viento y la lluvia,
para esperar ansiosos la misa de hoy. Los peregrinos provenientes de distintos puntos del país
llegaron al Parque Bicentenario para esperar a Francisco, en
medio de cantos y oraciones, luego de que la lluvia amainó y el
sol asomó esta mañana.
Cuando llegó en el papamóvil fue recibido por una lluvia pero
de pétalos de colores, y de flores fue también el escudo papal
colocado debajo del altar. Antes de la conclusión, el arzobispo de Quito, monseñor
Fausto Gabriel Trávez Trávez, confirmó el compromiso de la
Iglesia ecuatoriana de renovar "la alegría del Evangelio". A modo de despedida, el Papa improvisó un saludo: "Que la
Iglesia sea una, un lugar donde seamos hermanos, la Iglesia es
una casa de hermanos".
CHR-ADG/MRZ
08/07/2015 00:00
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