Por Marcos Romero
CIUDAD DE MEXICO, 24 (ANSA)- La matanza en mayo de 1911 de
303 chinos en México a manos de combatientes leales a Francisco
I. Madero, prócer de la guerra civil de 1910, en la norteña
ciudad de Torreón, se perfila como una de las páginas menos
conocidas pero más oprobiosas en la historia de este país. Ausente por completo en los libros de texto durante más de un
siglo, pocos historiadores o especialistas se han ocupado del
tema, pero ahora ha resurgido en los debates públicos en un
intento de reconciliar a los mexicanos con su pasado. La madrugada del 15 de mayo de 1911, los chinos fueron
asesinados en masa por las tropas maderistas bajo el pretexto de
que habían colaborado con los soldados de la dictadura de
Porfirio Díaz en la defensa de Torreón, estado de Coahuila. Se trata de la peor masacre de ciudadanos chinos en la
historia del continente americano, pero el caso hasta ahora
había sido debidamente ocultado en los archivos. Marco Antonio Pérez, investigador de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), uno de los pocos estudiosos que se ha
ocupado del caso, considera que no fue un crimen común, sino una
matanza motivada por el odio racial.
"No fue parte de la batalla por controlar la ciudad (...) la
forma del asesinato revela un odio que va mucho más allá de la
lucha, de una cuestión de guerra", señaló el especialista. "Muchas familias chinas sobrevivientes huyeron de Torreón,
pero los que se quedaron no hablaron del tema durante décadas",
asegura Castañón Cuadros. Carlos Castañón, investigador del consejo académico del Museo
Arocena de Torreón, afirma que "hubo un silencio cómplice de una
sociedad que no quiso afrontar o reconocer que fue parte de esa
violencia, y la mejor manera de abordar ese terrible suceso
histórico fue no hablando de ello". Unos 2.000 soldados leales a Madero que ocuparon la ciudad de
Torreón se encargaron de perseguir y asesinar a los 303 chinos. Una comisión especial de investigación creada para esclarecer
los acontecimientos concluyó que las causas de la matanza fueron
"el odio a la raza china". En marzo y abril de este año, se montó una exposición en el
Museo Memoria y Tolerancia de la capital mexicana donde se
rescata este oscuro episodio de la historia nacional que sacó a
la luz los sórdidos sentimientos racistas que imperaban en la
sociedad mexicana de hace un siglo contra los inmigrantes
chinos. En la muestra se refiere que el clima antichino incluía
rígidas normas antichinas, organizaciones militantes contra la
migración china y que trabajaban para que los chinos fueran
marginados de la sociedad. Pérez, en un ensayo titulado "El relato de la matanza de
chinos en Torreón Coahuila (Mayo de 1911 y el antichinismo en el
México Revolucionario", recuerda que la toma de Torreón por las
fuerzas maderistas, fue decisivo para la victoria del movimiento
que obligó 10 días después a Porfirio Díaz a renunciar a su
cargo y a poner fin a 36 años de dictadura. "Pero a su vez, esta batalla, tan importante para las
aspiraciones políticas de la élite revolucionaria, fue el
escenario de uno de los acontecimientos más sangrientos y
violentos" de la historia de México. El investigador mexicano recuerda que la matanza fue
precedida por rumores de que los chinos habían envenenado el
agua, los licores y las verduras que los maderistas sustrajeron
de sus tiendas y restaurantes durante el saqueo. Una gran turba de simpatizantes de los maderistas que
entraron a la ciudad encabezaron una ola de saqueos dirigidos
contra los chinos y sus comercios. Delfino Ríos, propietario de un periódico en Torreón, testigo
de las atrocidades, afirmaba que para las 2 de la tarde de aquel
aciago 15 de mayo, "las calles del centro de la ciudad estaban
cubiertas de cadáveres, muchos de ellos de origen chino".
"Los rebeldes arrojaron los cuerpos de los orientales
asesinados en el tercer piso del banco hacia la calle. Algunos
les habían cortado la cabeza arrojándolas por las ventanas",
decía Ríos.
La idea de que en México el racismo es un fenómeno raro queda
en entredicho con este episodio histórico, según Pérez, quien
sugiere que el propio Madero, uno de los más reverenciados
próceres de la Revolución, no habría sido ajeno al caso, al
negarse a investigar y castigar a los responsables.
MRM/ACZ
24/05/2015 21:27
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