Por Marcos Romero
CIUDAD DE MEXICO, 30 (ANSA)- La pesadilla que representa
estar en prisión no sólo afecta al reo mismo, sino también a su
familia, pero en México en el caso de los reclusos esa carga que
empobrece y aniquila moral y físicamente, según un estudio
reciente, es compartida sobre todo por las mujeres. A esta conclusión llega el estudio "Mujeres invisibles: los
verdaderos costos de la prisión", realizado en 2014 por Catalina
Pérez Correa, profesora del Centro de Investigación y Docencia
Económicas (CIDE) y auspiciado por el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID). "El encarcelamiento implica una pérdida financiera para las
familias" que "no sólo pierden el ingreso de la persona
encarcelada sino que tienen que mantener a la persona en prisión
y frecuentemente a sus hijos", señala el informe. Basada en 1.213 encuestas aplicadas entre el 22 de mayo y el
21 de junio de 2014, en siete prisiones de la capital y cinco
del vecino estado de México, la investigación refiere que además
sobre todo las mujeres (madres, esposas, hermanas) realizan una
fuerte erogación en gastos legales. El pago de abogados y los costos del juicio, en efecto,
representan el costo más gravoso que puede significar una
verdadera "ruina económica" para las víctimas y sus familias, la
mayoría pobres, y llega a representar hasta los 100.000 pesos
(unos 6.500 dólares). "Tomando en cuenta el contexto económico de las familias,
estos montos significan un detrimento directo al bienestar de la
familia que resulta en la pérdida de la vivienda, de los
vehículos y del endeudamiento familiar", afirma.
Una situación, que por supuesto, es afrontada sobre todo por
mujeres, de acuerdo con el relevamiento. Otros efectos de este suplicio no se miden con dinero pero
son igualmente severos, como "el aislamiento de sus comunidades
y familias extendidas y una vulneración directa a la salud de la
familia" lo que se traduce en "menores oportunidades sociales". Según arroja el estudio, las familias de los reos
provienen sobre todo de contextos sociales desaventajados y "se
trata principalmente de mujeres con hijos" que llegan" que van a
las prisiones a visitar a sus parejas o hijos,
La inmensa mayoría (54,8%) son madres pero también es
importante la proporción de esposas o parejas (17%) a quienes
empleados y guardias carcelarios extorsionan cobrándoles por
todo tipo de cosas, desde el permiso para ingresar zapatos,
ropa, medicina o alimentos hasta por no llevar el uniforme
reglamentario color beige. Apenas ingresa un reo a prisión, los familiares reciben una
llamada de sus compañeros de celda pidiéndoles 5.000 pesos (unos
350 dólares) como "cuota" para no golpearlos. "La comida que les dan a los internos está en mal estado; mi
familia gasta en alimentos y en cosas que necesita mi hijo,
cosas que el Estado les debe proporcionar", dijo una mujer con
un hijo sentenciado a 30 años, citada en el informe. Otra madre señaló que hijo, condenado a 7 años por robo, "se
enfermó una vez pero como no le daban medicina, le metí
pastillas entre la comida". "Resulta difícil suponer que esta maquinaria infernal incluye
como únicos socios a quienes administran la parte baja de la
pirámide penitenciaria. Un negocio tan inmenso sólo es
concebible con la participación de los mandos medios y
probablemente los más altos del gobierno", afirma el analista
Ricardo Raphael, al comentar este estudio. La encuesta, aplicada durante las largas filas de madrugada
el día de visita a los reclusorios, señala que para el 41,5% de
las mujeres interrogadas el martirio de tener un hermano, hijo o
esposo provocó que perdiera su empleo, el 51,6% dejó de
frecuentar amigos y el 40,6% dejó de reunirse con sus vecinos. Casi el 30% no pudo ya llevar a sus hijos o nietos a la
escuela y casi el 40% no pudo cuidar a estos niños. Correa señala que "los datos sugieren que el encarcelamiento
de un familiar produce problemas de salud, mudanzas y
dificultades en la crianza de los hijos" que han sido analizados
en Estados Unidos desde 2005, y vinculan el encarcelamiento del
padre o la madre con el aumento de la deserción escolar.
MRM-ADG/ACZ
30/05/2015 18:53
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