Por Marcos Romero
CIUDAD DE MEXICO, 4 (ANSA)- A 100 años de la muerte del
dictador Porfirio Díaz, las heridas que dejó aún permanecen
abiertas, las cuales se reflejan en una renovada polémica sobre
si deben o no ser repatriados sus restos desde Francia, donde
pasó sus últimos años de vida. El 2 de julio de 1915 falleció el hombre que dominó la escena
política de México entre fines del siglo XIX y principios del XX
antes de embarcarse en 1911 al destierro en el vapor alemán
Ypiranga rumbo a París. La figura histórica de Díaz aún es objeto de controversia
entre los estudiosos e inclusive la historia oficial lo mantiene
en el ostracismo, estigmatizado como el "gran villano de
México", que gobernó por más de 30 años con puño de hierro. Según los libros de texto de las escuelas públicas, durante
su régimen millones de personas trabajaban como "peones
acasillados", en condiciones de virtual esclavitud en las
grandes haciendas de la época. Sin embargo, una corriente revisionista surgida hace unos
años comenzó a reivindicar su papel de héroe de numerosas
batallas, sobre todo durante la invasión francesa de 1862 y su
papel en la modernización de México, al frente de su gabinete de
"científicos", que hoy suelen llamarse "tecnócratas". A raíz de la efeméride, resurge también el debate sobre si
deben de ser repatriados los restos de Díaz, que permanecen en
una modesta cripta del cementerio Montparnasse, en París.
La conocida historiadora Patricia Galeana, directora del
Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de
México, encabeza el frente de quienes se oponen a la
repatriación. Del otro costado, el legislador del izquierdista Partido de
la Revolución Democrática (PRD), Miguel Barbosa, presidente del
Senado de la República, está a favor de ello y elogia la figura
del general Díaz, a quien califica como "un héroe, un estadista
y un soldado de la República". Pero Galeana consideró que "sería muy negativo y un
contrasentido que una democracia, como la nuestra, le rinda
honores y un homenaje a un dictador como Porfirio Díaz". En Oaxaca, se creó una Comisión Especial de los Festejos del
Centenario Luctuoso de Porfirio Díaz, que auspició el regreso de
los restos de Díaz a México y la alcaldía de la capital pidió
oficialmente traer sus restos al conmemorar en una sesión
solemne el centenario de su muerte. La familia Díaz, por su parte, aunque quiere el retorno de
los restos, permanece también dividida entre quienes desean que
el traslado sea en un acto privado, y los que pretenden que se
organice una ceremonia con un carácter de homenaje de Estado. El historiador y novelista Carlos Tello Díaz, tataranieto de
don Porfirio Díaz y autor del libro "El Exilio", sobre la vida
del dictador, señaló que el regreso de los restos debe suponer
un "reconocimiento y una reconciliación con su figura" del ex
presidente. Tello Díaz considera que se le deben rendir "los honores
correspondientes a su alta investidura como ex general de
división y como ex presidente de México".
Porfirio Díaz se autoexilió después de renunciar a su cargo
el 25 de mayo de 1911, cuando iniciaba una guerra civil y se
perfilaba un hombre llamado Francisco Madero, que lideraba un
movimiento en su contra, como su sucesor. José Manuel Villalpando, quien participó en dos intentos de
repatriación de los restos de Porfirio Díaz, en 1995 y en 2010,
estima que "no es conveniente que en este momento que vive el
país y, en especial Oaxaca, exhumar los restos y traerlos a
México". El historiador Jean Meyer considera por el contrario que "la
sociedad mexicana, o por lo menos la élite política, ha
evolucionado al correr de los años" y aceptaría que se
repatriaran sus restos y se les diera una "patriótica
bienvenida" y un "merecido homenaje de reconciliación con su
memoria si aun existiera algún agravio político a algún sector". Pero Díaz, desde su tumba en el cementerio de Montparnasse,
aún incomoda a muchos mexicanos. "Se le odia, se le admira, se le repudia, se le extraña, se
le condena y se le evoca con nostalgia. El caso es que a nadie
deja indiferente este controvertido dignatario (.) que bien
podría ser protagonista de una novela de Alejandro Dumas",
afirmó la escritora Guadalupe Loaeza.
MRM-ADG/MRZ
04/07/2015 19:26
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