Por Marcos Romero
CIUDAD DE MEXICO, 21 (ANSA) - Un grupo de arqueólogos
mexicanos halló el más grande "Tzompantli" (altar formado por
cráneos) de Tenochtitlan, la antigua capital de los aztecas,
cuya existencia no había sido comprobada pero era consignada en
las más destacadas crónicas de la conquista española. El muro formado por hileras de cráneos, de víctimas
sacrificadas con motivos rituales para honrar a los dioses, fue
hallado en una excavación realizada en la Calle de Guatemala
número 24, a unos metros del Zócalo, la plaza principal de la
ciudad de México.
El arqueólogo Eduardo Matos, que por varios lustros encabezó
la búsqueda de restos arqueológicos en el Templo Mayor, la zona
adyacente al Palacio Nacional, en ésta área, considera que sí se
trata del llamado "Gran Tzompantli de Tenochtitlán" y dijo que
"estamos pendientes de localizar los otros". "Esta estructura tenía un simbolismo específico y muchos de
estos cráneos podrían ser de enemigos de los mexicas (aztecas)
que eran capturados, sacrificados y decapitados, como una
advertencia de su poderío", afirmó Matos. Se estima que el gran tzompantli llegó a tener 60.000 cráneos
humanos a la llegada de los españoles, que contemplaron
horrorizados este monumento, que no era típico de los aztecas,
pues altares análogos han sido hallados en otras ruinas
arqueológicas del país. Según las fuentes históricas del siglo XVI los tzompantli
-"hilera de cráneos", en la lengua de los aztecas- por lo
general eran "basamentos muy bajos alargados y que en su parte
superior tenían clavados una serie de postes de madera con
travesaños, en los cuales se colocaban los cráneos de los
decapitados en determinadas ceremonias". Ante las interpretaciones en las que se acusa a los aztecas
de "sanguinarios", Matos recuerda que "el sacrificio humano ha
existido en muchos pueblos, inclusive entre griegos, romanos y
otros varios de la antigüedad".
"En las sociedades agrarias, como lo era la azteca, este tipo
de práctica tenía el sentido de ofrendar al sol lo más preciado
que puede tener el hombre, su vida misma, con el fin
precisamente de que pueda continuar la vida", afirmo. "Hay una actitud biofílica y no necrofílica, en el sentido de
ofrendar a Dios lo más preciado para que la vida pueda continuar
en la tierra", señaló el estudioso, quien estima que "es un tipo
de manifestación que vemos en muchas religiones, en las que se
hacen ofrendas a la divinidad para que sea posible la vida". El hallazgo realizado fue hecho a dos metros de profundidad,
donde se encontró el muro de cráneos que mediría unos 34 metros
de largo por 12 de ancho, de acuerdo con Raúl Barrera,
supervisor del Programa de Arqueología Urbana del Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH). Los cráneos fueron pegados con argamasa de cal, arena y
tezontle (arena volcánica), "en una forma que no se había
encontrado anteriormente asociado al recinto sagrado de
Tenochtitlán", según dijo. La edificación del tzompantli, según los investigadores,
sería contemporánea a la construcción del Templo Mayor, entre
1486 y 1502, poco antes de la llegada de los conquistadores
españoles. Francisco Sánchez Nava, coordinador Nacional de Arqueología,
dijo que la compleja exploración continuará, pero que la
finalidad es "lograr que estos espacios puedan ser expuestos y
visitados por el público". La mayoría de los cráneos hallados recién corresponden a
hombres adultos jóvenes, pero hay algunos de mujeres y de niños. El Gran Tzompantli había sido citado en las fuentes
históricas por los conquistadores, como Hernán Cortés, Bernal
Díaz del Castillo y Andrés de Tapia, así como por frailes y
cronistas como Bernardino de Sahagún, Francisco López de Gómara,
José de Acosta y Hernando Alvarado Tezozómoc, pero hasta ahora
no había sido hallado. Matos recordó que Sahagún había mencionado varios tzompantlis
y dos juegos de pelota, y la asociación de estos elementos. Los arqueólogos anunciaron que continuará la exploración del
lugar y se prevé que en el futuro este espacio sea visitado por
el público.
MRM/ACZ
21/08/2015 18:37
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