Por Marcos Romero
CIUDAD DE MEXICO, 24 (ANSA) - La frontera sur de México,
colindante con Guatemala y Belice, que mide 1.149 kilómetros,
está totalmente desprotegida y registra al menos 704 cruces
clandestinos que permiten el flujo de migrantes y droga. Esta situación favorece la operación libre de las bandas
criminales, alertaron expertos y autoridades. A lo largo de la extensa franja, sólo hay 11 cruces formales
con presencia de representantes de autoridades migratorias en
ambos lados. El ex titular de la recién disuelta Coordinación para la
Frontera Sur del gobierno federal, Humberto Mayans, admitió días
atrás que esta porosa región del sur-sureste de México está
dominada por "las grandes bandas de la delincuencia", entre las
que mencionó a Zetas, el cártel del Golfo y las llamadas
"Maras". Marco Antonio Castillo, coordinador de la Asamblea Popular
de Familias Migrantes, una ONG que defiende a indocumentados que
traspasan sobre todo la línea fronteriza entre México y
Guatemala, señala que por los 704 puntos informales de cruce se
cuelan alrededor del 95% de los llamados "sin papeles". Además, advierte que "se ha hecho mucho más complejo e
inseguro el cruce" para los migrantes y eso los ha llevado a
buscar "nuevas rutas en la franja fronteriza sur". Este fenómeno "plantea nuevos dilemas a los migrantes
centroamericanos para llegar a Estados Unidos y trae como
consecuencia que "haya más gente varada en México", añadió. El gobierno creó en junio de 2014 la Coordinación para la
Atención Integral de la Migración en la Frontera Sur, para
enfrentar los problemas en esta región, pero anunció el 5 de
agosto pasado su desaparición. Desde que entró en funciones, esta oficina fue cuestionada
por defensores de los migrantes como el sacerdote Alejandro
Solalinde, director del albergue Hermanos en el Camino, de
Ixtepec, estado sureño de Oaxaca. El religioso y activista consideró que en realidad el
organismo "nunca existió, fue una simulación" y en la práctica
fue parte de " un operativo policiaco vulgar y crudo contra los
migrantes". Los funcionarios a cargo de la coordinación "no desarrollaron
nada, no favorecieron los derechos humanos, pero sí lograron
resultados para su patrón, que es Estados Unidos", añadió
Solalinde. El sacerdote estimó que para el gobierno de México "hubiera
sido más honesto ante el mundo, sellar la frontera sur y no
dejar pasar a los migrantes que dejarlos pasar para
extorsionarlos, convertirlos en mercancía y lucrar con ellos". La idea de crear esta entidad fue llevar a cabo "un verdadero
control ordenado del flujo migratorio" entre México y
Centroamérica, según declaró el gobierno, que lo dio a conocer
en medio de la crisis humanitaria derivada del aumento de niños
migrantes no acompañados el año pasado. Inclusive, el presidente Enrique Peña anunció su creación en
un acto oficial junto con el presidente de Guatemala, Otto Pérez
Molina, al darse a conocer la Estrategia Integral de Atención a
la Frontera Sur. Como parte de este programa, se impidió el uso del tren de
carga conocido como "La Bestia", para el traslado de
indocumentados, porque provocaba la muerte o mutilación de
algunos migrantes y abusos por parte de bandas de delincuentes. La semana pasada, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) presentó el informe "Derechos humanos de los
migrantes y otras personas en el contexto de la movilidad humana
en México".
El organismo se mostró preocupado por la "extrema
vulnerabilidad de las personas migrantes en México, que
conforman "una de las principales tragedias humanitarias en la
región".
El Relator sobre los derechos de los migrantes de la CIDH,
Felipe González, denunció que "el mayor despliegue de fuerzas
policiales y militares" en la frontera su "no disminuye la
violencia". La CIDH concluyó que la estrategia para la frontera sur se
enmarca en "una política reactiva que dice regirse por
principios de derechos humanos, mientras de facto prioriza el
control y en la práctica implementa prácticas persecutorias, con
o sin ley en la mano".
MRM/MRZ
24/08/2015 19:00
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