Por Marcos Romero
CIUDAD DE MEXICO, 29 (ANSA)- Una espeluznante red de tráfico
de niños en el que estarían involucrados altos funcionarios del
gobierno del estado norteño de Sonora, fue desmantelada por la
policía mexicana, que detuvo hasta ahora a 16 personas. Los niños eran arrebatados a madres pobres o con adicciones
para venderlos a familias pudiente, que pagaban hasta 20.000
dólares por cada bebé.
Cinco niños de 1 a 3 años, que habían sido "vendidos" por la
banda, fueron rescatados y puestos bajo resguardo por las
autoridades. La principal cabeza de la red, Alfredo Arzate, ex subdirector
de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, se
encuentra en libertad bajo palabra porque fue acusado de
"corrupción" pero no de "trata de personas". Arzate era encargado de la línea telefónica "Protege" de la
misma institución, que servía a víctimas para pedir ayuda en
caso de abusos contra niños. A través de esta "hot line", se denuncian casos de violencia
intrafamiliar y los psicólogos deciden el futuro de los menores
reportados, si regresan con sus familiares o se canalizan a
centros de asistencia. La procuraduría depende del Sistema para el Desarrollo
Integral de la Familia (DIF), el principal organismo encargado
de los centros de asistencia del gobierno a favor de huérfanos y
niño desamparados. El director del DIF en Sonora, Agustín Blanco, explicó la
Procuraduría General de Justicia del Estado dejó en manos de la
institución a los tres menores recuperados. Hasta ahora se sabe de al menos 13 casos de niños vendidos de
esta manera pero las autoridades creen que podría haber más,
porque el negocio llevaba varios años operando, al grado de que
algunas de las víctimas podrían haber ya alcanzado la edad
adulta. Según las primeras investigaciones, Arzate trabajaba en
complicidad con un médico que expedía cédulas apócrifas de
nacimiento para los niños robados a nombre de los padres
adoptivos, a quienes se les daba la calidad de como progenitores
biológicos. Los niños habrían sido adoptados por familias acaudaladas del
país o del extranjero, ansiosas de adoptar pero desesperadas por
los complejos y a veces kafkianos trámites burocráticos en la
materia que rigen en México. Los acusados podrían enfrentar condenas hasta de 40 años por
tráfico de infantes. El canal local de Sonora, Larsa Visión TV, reveló que Arzate
usaba como intermediario a José Hernández, ex director jurídico
de la Unión Ganadera de Sonora, quien también fue detenido pero
luego liberado bajo palabra, para contactar a existosos
empresarios agrícolas interesados en adoptar. Los precios de los niños oscilaban entre 100.000 y 180.000
pesos (entre 6.500 y 12.000 dólares) si se trataba de parejas
nacionales y de 20.000 dólares si eran extranjeras,
principalmente estadounidenses. Entre los detenidos figuran la abogada Ariadna Burruel, que
trabajaba para el Centro de Atención Integral a Menores del
Hospital Infantil de Sonora, que determinaba si niños atendidos
por violencia intrafamiliar o recién nacidos de mujeres
drogaditas eran aptos para seguir con su padres. Arzate, que se hallaba de "luna de miel" en el centro
veraniego sureño de Cancún cuando salió a la luz el escándalo,
fue interrogado por la policía pero no fue detenido porque
gestionó un recurso de amparo (habeas corpus).
La procuraduría de Sonora señaló que la información relativa
a los niños y las familias que los compraron para criarlos como
propios "se mantendrá en reserva" y que se mantiene abierta la
investigación, pues existe la sospecha de que hay más
funcionarios involucrados.
MRM-ADG/MRZ
29/08/2015 20:30
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