Por Marcos Romero
(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 14 MAR - La Arquidiócesis del
Estado sureño de Oaxaca enfrenta acusaciones de encubrir a un
sacerdote que abusó de más de 100 niños indígenas en una década
y de ejercer represalias contra otros curas que presentaron
denuncias en su contra. Organizaciones civiles y familiares de las víctimas acusaron
al arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez, de ocultarle al
Vaticano las pruebas del abuso de niños indígenas y de negarse a
escuchar a las víctimas. La semana pasada, el sacerdote Manuel Arias denunció que
Chávez intentaba suspenderlo en represalia por las denuncias
que formuló en el pasado contra su compañero Gerardo Hernández,
encarcelado en la ciudad de Atlixco en 2013 acusado de
"corrupción de menores". En enero pasado, otro sacerdote, Apolonio Merino, quien ha
declarado que "tienen hijos la mitad de los curas en Oaxaca",
fue suspendido también por poner en evidencia los abusos de
Hernández. También la jerarquía católica local lo acusa de estar "contra
el celibato" y de abusar de una mujer con la que tuvo una
relación que ya concluyó. Merino señaló que fue objeto de "hostigamiento, amenaza y
persecución" por haber cumplido con "el deber de un clérigo" y
haberse "atrevido a escuchar a las víctimas" de pederastia "y
conducirlas a las instancias correspondientes para que se
aplicara justicia". Desde hace mucho tiempo, cuando aún Hernández era
seminarista, un grupo de sacerdotes dijo haber pedido al
arzobispo que no lo ordenara porque se sabía que abusaba de
niños. Además, señalaron que luego que los primeros casos en su
contra se registraron en 2006, cuando Hernández estaba a cargo
de la parroquia de Santiago Camotlán, el arzobispo "no hizo
nada" y sólo lo trasladó a la parroquia de Villa Alta, donde
siguió cometiendo sus agresiones. La jerarquía católica local se defendió señalando que ha
colaborado con las autoridades judiciales cuando las víctimas
presentan cargos ante la fiscalía y "prueban fehacientemente sus
dichos". "Los delitos, si es que se comprueban, los cometen las
personas a título individual y deben responder por ellos en
forma personal, no sólo en el ámbito civil, sino también en el
eclesiástico", señaló la diócesis de Oaxaca en un comunicado
firmado por el arzobispo y seis miembros de la curia. La Arquidiócesis señaló que los acusados de pederastia en la
Iglesia no gozarán "de impunidad, encubrimiento y protección" y
aseguró que ha sido atacada y descalificada injustamente "para
desviar la atención de un problema judicial que enfrenta un
sacerdote". El escándalo de pederastia en Oaxaca estalló poco antes de la
visita del Papa Francisco a México, el mes pasado, pero el
pontífice no accedió a reunirse con familiares de las víctimas
de este caso ni tampoco de otros que han ocurrido años atrás. El escándalo más importante que se ha registrado en México
sobre pederastia involucra a Joaquín Aguilar, que encabeza en
México la Red de Sobrevivientes Abusados por Sacerdotes (SNAP,
por sus siglas en inglés), y quien solicitó formalmente la
audiencia con el pontífice. El dirigente fue abusado cuando niño por el sacerdote Nicolás
Aguilar, adscrito a la diócesis de Tehuacán, Estado de Puebla,
al este de la capital, protagonista del caso más grave de
pederastia documentado en México. Aguilar ha sido acusado de abusar sexualmente de 120 niños en
México y en Estados Unidos y el actual arzobispo primado de
México, Norberto Rivera, está sospechado de protegerlo y
permitir estos ultrajes cuando era obispo de Tehuacán, Estado de
Puebla, vecino a la capital. El Departamento de Investigaciones sobre Abusos Religiosos
(DIAR) y el Centro de Investigaciones del Instituto Cristiano
Mexicano (ICM) reveló en 2013 que el 30% (4.200) de los 14.000
sacerdotes católicos que existen en México han cometido algún
tipo de abuso sexual.
MRM-AEF/ACZ
14/03/2016 18:21
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