Por Giovanna Chirri
CIUDAD DEL VATICANO, 4 (ANSA) - En la empobrecida área de
Banado Norte, en la periferia de Asunción, que el Papa visitará
el último día de su visita a Paraguay, viven unas 100 mil
personas, muchas de las cuales se encuentran allí desde hace
décadas como resultado de las diferentes oleadas de inmigración
interna en el país. Banado Norte se encuentra a orillas del río Paraguay, que es
a su vez uno de los países más "jóvenes" del mundo.
Durante su visita, el Papa escuchará precisamente los relatos
de Banado y también los de la gente de otra localidad,
Costanera. A lo largo del río se encontraban por otra parte también las
misiones de los jesuitas con los guaraníes. Y fueron precisamente los jesuitas quienes, junto a su
Evangelio, trajeron la civilización urbana y europea. No la
impusieron, la integraron. Los guaraníes demostraron tener una innata capacidad de
aprendizaje de la música europea, tanto es así que supieron
construir violines, componer e interpretar música. Hoy día los jóvenes guaraníes fabrican violines y otros
instrumentos clásicos con trozos y restos de lata que encuentran
en montañas de basura, según destacan diferentes asociaciones
católicas. Con estos instrumentos improvisados los jóvenes interpretan
la música de Mozart o la música litúrgica de Domenico Zipoli,
jesuita del '600, organista de la Iglesia romana de Jesús, luego
misionero en América Latina.
Los jesuitas que llegaron a estas latitudes han vivido en
estas regiones de América Latina entre la música barroca
jesuita-guaraní, la alfabetización, gobiernos civiles
administrados por indígenas y la justicia gestionada por ellos
mismos, nuevas técnicas para cultivar la tierra y hacer crecer
el ganado.
Comentando el viaje del Papa de estos días a Ecuador, Bolivia
y Paraguay, el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin,
destacó que en América Latina "se están experimentando nuevos
modelos de participación y formas más representativas para que
se escuche la voz de aquellos sectores de la población que hasta
ese momento no habían sido escuchadas lo suficiente". En América Latina, añadió por otra parte Parolin, se están
impulsando "nuevos caminos de democracia que tengan en cuenta la
peculiaridad de esos países y que sepan unir la participación
de todos, por lo tanto el pluralismo, con las libertades
fundamentales y el respeto de los derechos humanos". La Iglesia intenta por su parte acompañar estos procesos. El
Papa argentino y jesuita lo ha hecho desde antes de ser electo
Pontífice, como confirma el documento de Aparecida de la
Conferencia de los obispos latinoamericanos de 2007. Un texto donde emerge con claridad un modelo de
evangelización que afronta temáticas como la pobreza extrema, la
urbanización y los problemas sociales, sin dejar de lado el
mensaje de júbilo del Evangelio.
CHR-RIG/MRZ
04/07/2015 22:57
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