Por Michele Monni
RAMALA, 15 (ANSA) - Los antiguos habitantes de las ciudades
y pueblos que en 1948 se convirtieron en parte del Estado de
Israel conmemoran los 67 años de la "Naqba", la "catástrofe"
palestina que obligó a huir a cientos de miles de personas
tras las violencias del primer conflicto árabe-israelí. "Recuerdo bien la noche en que dejamos nuestra casa de Jaffa.
Nos llevamos sólo el crucifijo y la máquina de coser de mi
madre", cuenta Ibrahim Khoury, un arquitecto de Ramalá. "Tardamos dos días en llegar a Jifna. Allí -nos dijeron-
podríamos encontrar refugio en los locales de la parroquia
latina", agregó Khoury. Parte de los cristianos de Jaffa, Lod y Ramle, que desde
entonces están en Israel -precisó- hallaron refugio en los
pueblos cristianos de Birzeit, Taybeh y Jifna, hoy en
los Territorios. "La fuga fue una decisión tomada por las comunidades
cristianas de la ciudad", alarmada por las violencias crecientes
entre las fuerzas paramilitares judías del Irqun y de Haqanah,
que se encontraban en Tel Aviv, y las árabes de la vecina Jaffa. Durante los enfrentamientos más de 30.000 habitantes árabes
de Jaffa -entonces era una de las principales ciudades costeras
de la Palestina histórica- dejaron sus casas con lo poco que
tenían. Los combates causaron miles de muertos civiles, de ambas
partes. "En Jifna la vida era dura", dijo a ANSA el anciano
palestino, de 76 años, padre de cuatro hijos y abuelo de una
decena de nietos. "Vivíamos hacinados en los locales de la parroquia: no sólo
cristianos, sino también musulmanes. La agencia de la ONU para
los refugiados palestinos (UNRWA) había apenas iniciado sus
operaciones, y proporcionaba mínimos medios de sustento. La
iglesia nos daba el resto". Las lecciones escolares para los niños se daban en una enorme
habitación: los alumnos estaban divididos en grupos por edad, y
por turno debían mantener silencio mientras el maestro daba
clase a otros. "¡Era un caos total!", agregó con una
sonrisa. "Algunos años después mi padre desapareció por un par de
días. Estábamos muy preocupados porque era una persona precisa,
meticulosa, no se hubiera alejado nunca sin dar explicaciones",
recordó. Clandestinamente el padre había vuelto a Jaffa, para ver
la casa de su familia. "Cuando llegó frente a nuestra casa de
Jaffa, vio que estaba ocupada por una familia judía. Desesperado
fue a la playa a llorar. Cuando volvió a Jifna, tenía consigo
una bolsita de caracoles recogidos en la orilla del mar. Yo los
conservo todavía: es lo único que me quedó de nuestra vida
en Jaffa". "Lo que pasó, pasó", concluyó Khoury con tono filosófico.
"Ahora llegó el momento de compartir esta tierra. Pero Israel
sigue construyendo colonias y desplazando a los palestinos
también en Cisjordania. Para nosotros es una historia ya
vivida".
XBU-YY6/MRZ
15/05/2015 21:49
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