Por Alberto Ferrari
BUENOS AIRES, 30 (ANSA)- Los medicamentos biotecnológicos de
última generación para las enfermedades crónicas son de
"financiamiento insostenible para los individuos, los hogares y
aún los sistemas de salud", especialmente de los países en
desarrollo, advierte un ensayo publicado en Argentina. Esos medicamentos de alto costo que apuntan al "fecundo
campo" de las enfermedades crónicas están generando "patrones de
gastos que hasta triplican en porcentaje el de las enfermedades
agudas", compara el sanitarista Ruben Torres, en "Política
sanitaria en el país de los argentinos". Torres, experto en sistemas de salud y seguridad social y
rector de la Universidad Isalud de Buenos Aires, precisa que
"seis de los primeros 10 productos del mercado mundial son
biológicos y para 2018 se espera que 50 de 100 lo sean". Torres alertó que estos medicamentos biotecnológicos para
pacientes crónicos representan actualmente el 80 por ciento del
gasto farmacéutico total en Estados Unidos y el 41 por ciento en
Brasil, mientras que Argentina gasta 400 millones de dólares
anuales en apenas cinco monoclonales. "Pero el aumento del costo generado por estas innovaciones
biotecnológicas no siempre se acompaña de un aumento de la
sobrevida" del paciente, alerta Torres, ex representante de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) en Chile. Mientras los medicamentos biológicos como los anticuerpos
monoclonales disparan el crecimiento acelerado en términos de
facturación, "en muchos países en desarrollo -incluida
Argentina- persisten grandes brechas en el acceso, la
financiación y los resultados de salud", compara. "Lograr el acceso para todos en similares condiciones de
calidad y oportunidad a cuidados más básicos, no solo es una
medida de costo-utilidad, sino un inexcusable acto de justicia y
equidad", afirma Torres.
Sin embargo, Torres coincide con expertos internacionales que
es improbable que "'la última persona' sana podría emerger de un
sistema de salud que acepta el concepto economicista del
mercado, que crea enfermedades entre los sanos". "Esta medicalización insoportable de la vida donde todos son
algoritmos, estadísticas y rutas críticas de prevención,
diagnóstico y tratamiento, el concepto de 'la última persona
sana' no es lamentablemente una metáfora, sino una advertencia a
la sociedad de consumo, donde la salud se vende con un artículo
mas", cuestiona Torres. En su ensayo Torres analiza la evolución de la capacidad
hospitalaria de los países de América Latina, que se modernizó
con inversiones estatales durante la primera década del siglo
XXI, a partir del crecimiento económico de la región. Informes de organismos internacionales coincidían en la
década del 80 que el 50 por ciento de la infraestructura
hospitalaria de la región "se encontraba obsolescente,
deteriorada o sencillamente inutilizable", recuerda Torres. Pero, durante la última década Brasil desarrolló la
infraestructura del Sistema Unico de Salud, Perú su Programa de
Desarrollo e Infraestructura Hospitalaria, México su Programa
Federal de Hospitales de Alta Especialidad y Argentina el
Programa Bicentenario.
Algunos de esos países modernizaron su sistema hospitalario a
través de la asociación público/privado (APP) o por Proyectos
para Prestación de Servicios (PPS) como en México.
AEF-ADG/ACZ
30/05/2015 18:54
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