Por Francisco Forteza
LA HABANA, 7 (ANSA)- El prolongado "forcejeo" entre Cuba y
Estados Unidos para reabrir sus embajadas reafirma que, tras esa
ceremonia histórica que debe producirse pronto, los obstáculos
ante el "deshielo" serán aún muy duros de roer. En el momento en el cual se abran las puertas de esas sedes
diplomáticas, el proceso de "normalización" de las relaciones
bilaterales habrá dado un primer paso práctico en cuanto a
normalizar relaciones, aunque más que todo, simbólico. Por décadas y sin embajadas, ambos gobiernos se las
arreglaron para lidiar directamente con sus "diferencias", pese
a sus agudos antagonismos ideológicos gracias a las oficinas de
intereses que inauguraron el 3 de junio de 1977, tras las
negociaciones de los entonces presidentes cubano, Fidel Castro,
y el estadounidense James Carter. Pero el proceso para llegar al
siguiente paso fue lento y sinuoso.
Esas sedes pasaron por momentos muy complicados en 38 años
pero nunca fueron clausuradas, y por ello probablemente hayan
tenido un papel importante en las decisiones bilaterales
anunciadas el 17 de diciembre pasado. Esa puede ser una base sólida para predecir que las embajadas
serán abiertas en días o semanas, aunque no necesariamente harán
más breve el tiempo que necesitarán ambas partes para resolver
problemas cruciales que los separan.
"Se trata de establecer relaciones civilizadas entre dos
países que tienen profundas diferencias pero que pueden
convivir", dijo la negociadora principal cubana Josefina Vidal,
tras la última ronda de conversaciones en Washington el 22 y 23
de mayo.
"Se pueden ir identificando oportunidades para encontrar
áreas de interés común beneficiosas para nuestros países, la
región y el mundo", agregó la directora general de Estados
Unidos en la cancillería cubana. Por su parte, la secretaria adjunta para América Latina en el
Departamento de Estado, Roberta Jacobson, próxima embajadora
estadounidense en México, expuso que "nos acercamos cada vez más
al restablecimiento de relaciones diplomáticas y la reapertura
de embajadas, los primeros pasos de un largo proceso hacia la
normalización".
Subrayó que es "optimista pero a la vez realista sobre las
dificultades del proceso. Son 54 años que debemos superar". Los "obstáculos" más severos ante la reapertura de las
relaciones entre ambas naciones están, de alguna manera, entre
los que separan, a gran distancia por cierto, a ambos gobiernos. Por un lado, Estados Unidos, busca, según Jacobson, que se
permita a sus diplomáticos "hacer su trabajo" -que incluye
aspectos que La Habana señala como inaceptables e incluso
ilegales- y que, según admite generalmente la Casa Blanca,
buscan "empoderar" a los cubanos con valores estadounidenses.
"Lo que más me preocupa es que continúen haciendo las cosas
ilegales que hacen ahora, o que han estado haciendo hasta
ahora", comentó el presidente cubano, Raúl Castro, a la prensa,
tras despedir al presidente francés Francois Hollande, al cierre
de su visita a Cuba, el mes pasado. Luego de lograrse algún acomodo al respecto, quedarán en la
agenda del "deshielo" cuestiones mucho más complicadas que van
desde el nombramiento de un embajador norteamericano que la
mayoría republicana en el Congreso podría retener, hasta la
eliminación del embargo de más de medio siglo, en un proceso de
resultados aún impredecibles.
BY2/ACZ
07/06/2015 17:25
|