CIUDAD DEL VATICANO, 10 (ANSA) - El santuario de la Virgen
de Madjugorje, en Bosnia-Herzegovina, recibe desde hace casi 35
años un flujo incesante de visitantes pero nunca dejó de estar
envuelto en dudas que ahora esperan ser disipadas con el
"veredicto" que el papa Francisco anunció para estos
días. Más de 50 millones de peregrinos visitaron el santuario en
estos años, sin interrupción ni siquiera durante los bombardeos
por la guerra en la ex Yugoslavia. A partir de las primeras apariciones de la Virgen a seis
videntes adolescentes, el 24 de junio de 1981, Medjugorje se
convirtió en una de las metas de peregrinaciones marianas más
visitadas del mundo, aun sin el reconocimiento oficial de la
Iglesia.
Amado por las masas católicas y también numerosas
personalidades, el viaje a la localidad de Bosnia-Herzegovina es
para todos un momento de gran sugestión. Y también motor de un
gran negocio para los operadores turísticos religiosos. Quienes regresan de Medjugorje, más allá de las muchas dudas
sobre la veracidad de las apariciones que circulan también en la
Iglesia, quedan fuertemente conmocionados. Justamente por ser un gran reservorio de fe popular, que
nunca se dispersó, las jerarquías católicas hasta ahora no
quisieron expresarse en contra, aunque obispos locales
impulsaban en ese sentido. A pesar del diálogo constante con la "Gospa" (la Señora)
que los seis videntes dicen tener mensualmente, en estas décadas
Medjugorje no disolvió aún las dudas sobre si se trata de
fenómenos sobrenaturales o sugestión. La cuestión está por resolverse, suspendida entre el fenómeno
de una devoción popular imparable y su "status", por así decir
informal, de santuario. Además, luces y sombras caen sobre el santuario
entre acusaciones de negocios, celebridades que lo visitan en
peregrinación y hasta escándalos como el que en 2009 llevó
a la expulsión -con las acusaciones de violación y herejía-
del franciscano Tomislav Vlasic, "padre espiritual" de
los seis videntes. Desde 1981, cuando los seis adolescentes de un pueblito
perdido de Bosnia-Herzegovina contaron sobre las apariciones
diarias de la Virgen, que luego siguieron mensualmente hasta hoy
(se contarían decenas de miles, en 2006 el obispo de Mostar
Ratko Peric habló sobre más de 40.000), Medjugorje es un
auténtico imán para los fieles. El cardenal Joseph Ratzinger, luego papa Benedicto XVI, quiso
ver claro ya cuando dirigía la Congregación para la Doctrina de
la Fe. El veredicto fue cauto: "No está determinado que los
fenómenos sean sobrenaturales" pero cerró la puerta al
reconocimiento oficial del santuario, prueba de la
desconfianza cultivada en Roma. Luego, como Papa, en 2010 instituyó la comisión de estudio
encabezada por el cardenal Camillo Ruini, que trabajó durante
cinco años (incluyendo reuniones con una de las videntes), hasta
entregar su informe al papa Francisco. Mientras tanto, Medjugorje creció imponiéndose como uno de
los principales santuarios marianos y filas kilométricas de
enfermos desesperados que invocan un milagro. Entre las muchas personalidades que lo visitaron se encuentra
asimismo el cardenal arzobispo de Viena, Christoph Schoenborn,
quien allí celebró incluso una misa.
GR-Y43/MRZ
10/06/2015 19:19
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