Por Aldo Baquis
TEL AVIV, 12 (ANSA)- El mito judío de "dybbuk" -la
intromisión del alma inquieta de un fallecido en otra persona-
volvió a aparecer en estos días en la ciudad ortodoxa de Elad,
30 kilómetros al este de Tel Aviv, cuando una joven ingresó
dramáticamente a una sinagoga y confesó estar poseída por el
espíritu de un hombre que vivió hace siete décadas.
Al parecer se trata de un hombre agobiado por el
remordimiento de haber cometido un asesinato. "Conozco su
identidad, también vi su tumba", dijo la mujer. La "poseída", contó la prensa ortodoxa, fue recibida por un
ilustre local. Las preguntas del religioso, a partir de los
textos sagrados del judaísmo, fueron precisas con rigor
científico. Pero, las respuestas de la mujer fueron vagas y
contradictorias.
Tras eso, la ciudad de Elad quedó dividida: por un lado,
quienes están seguros de que se está en presencia de un
acontecimiento misterioso e inquietante y, por el otro,
despuntan los que llevan el caso a los parámetros de la
medicina, en particular, de la esquizofrenia. La cuestión estuvo rodeado de un alto grado de emotividad y
tensión en las tres sesiones llevadas a cabo por los altos
religiosos de la sinagoga Yabia Omer, ante la presencia de
decenas de creyentes. Allí, la mujer, según narró la prensa
ortodoxa, "gemía en el suelo, gritando, y hasta habló con voz de
hombre".
"Cómo has entrado espíritu en este cuerpo?", preguntaron los
religiosos. "Por la boca", respondió la voz de timbre masculino.
"Cuál era tu nombre en vida?", indagaron luego. "Aarón, hijo de
Massuda", replicó, apelando a un nombre muy común en la época de
los hebreos marroquíes. "Cuál fue tu pecado?", fue otra
pregunta. "Un asesinato", tal como proclamaba la mujer. Tras esa reconstrucción, los rabinos entonces comenzaron a
recitar oraciones y clamaron por la intervención de los ángeles
en un intento de forzar al espíritu para que salga del cuerpo de
la mujer.
Normalmente, la salida del alma en pena es por un dedo del
pie, dicen los expertos. Y de hecho, según el relato publicado
por la prensa ortodoxa, "el dedo gordo del pie de la mujer se
hinchó de repente". "Luego la hinchazón se propagó a la pierna y
más allá, hasta el cuello", contó el artículo periodístico. Pero la intervención parece no haber tenido éxito. En los días claros, desde las colinas de Elad se ven a simple
vista los rascacielos de Tel Aviv -buque insignia del Israel
tecnológico-, donde las leyendas oscuras del judaísmo europeo
enraizadas desde hace siglos se observan con una dosis de
escepticismo.
En un boletín local, un rabino influyente denunció desde la
capital con palabras severas a "esos chapuceros que creen en
esos hechizos" y se ocupan de las ciencias ocultas a pesar de
ser "completamente ignorantes de la Torá", el texto sagrado que
contiene la ley y el patrimonio de identidad del pueblo
israelita. Toda la historia, en su opinión, es un "buki sriki", una
historia sin sentido. "La pobre mujer sólo necesita ser admitida
en un asilo para enfermos mentales y que Dios tenga misericordia
de ella", completó tajante el rabino.
XBU-ADG/ACZ
12/06/2015 18:44
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