Por Lorenzo Trombetta
BASSORA, IRAK, 16 (ANSA)- El "cáncer" del terrorismo
representado por Estado Islámico (EI) será "sepultado en la
tierra de Irak", aseguró a ANSA Abu Aber al Askari, comandante
militar de una de las formaciones chiítas iraquíes en primera
línea en la oposición al avance yihadista. "En dos días vuelto al frente y no sé si nos volveremos a
ver", agregó, en una de las estaciones de reclutamiento en la
periferia de Bassora, puerto del sur de Irak y capital de la
región de mayoría chiíta. A un año del sorprendente avance del Estado Islámico en la
llanura de Nínive, en Mosul, en la región de Salahuddin y en las
provincias en torno a Bagdad, los jefes milicianos de Bassora
están reunidos en estos días en la ciudad para elaborar la
estrategia de la nueva fase. "Avanzamos mano a mano con el ejército iraquí. No somos una
fuerza confesional, sólo para los chiítas", aseguró el jeque
Abbas Abdelkrayem, delegado de las milicias ante la
gobernación de la ciudad. Hace un año el gran ayatolá Ali Sistani, la mayor autoridad
para toda la galaxia chiíta, había emitido una fatwa -opinión
jurídica vinculante- en la que invitaba a los iraquíes a
combatir para defender al país del terrorismo del EI. El jeque habló con ANSA sentado frente a su escritorio en la
oficina que le está reservada en el palacio provincial de
Bassora. Detrás de él, en la pared, está colgado el símbolo amarillo y
rojo del Movimiento Popular, la plataforma que reúne a todas las
formaciones armadas chiítas creadas a partir de junio de 2014.
El logo recuerda al de los pasarán iraníes y los Hezbolá
libaneses. Desde varios sectores, se afirma que estos grupos no son más
que milicias proiraníes. Hace sólo dos días, el presidente iraní
Hassan Rohani había afirmado que de hecho sólo Irán está en
primera línea en la defensa de la región ante el EI. Abdelkrayyem y los líderes militares de la "movilización
popular" interpelados en Bassora desmienten que Irán financie
directamente las operaciones de las formaciones paramilitares.
"Los fondos son dados directamente por el gobierno iraquí. El
dinero llega también a los partidos iraquíes a través de
donaciones privadas", afirmó el jeque. El gobierno de Bagdad tiene apoyo directo de Estados Unidos e
Irán. La república islámica ejerce un papel crucial en el
equilibrio del país, en particular en las zonas
centro-meridionales. Pero el jeque Abdelkrayyem y el comandante Al Askari se
niegan con fuerza a ser definidos "proiraníes":"Somos iraquíes y
somos verdaderos musulmanes. Para nosotros no existen chiítas y
sunnitas, defendemos nuestra patria donde sea que esté
en peligro". En los uniformes de los milicianos que custodian la estación
de reclutamiento aparecen las inscripciones en recuerdo del
martirio de Hussein, venerado por los chiítas y cuyo
homicidio -en el siglo VII en Karbala, al sur de
Bagdad- desde siempre se atribuye a las fuerzas
sunnitas. "Protegemos los lugares santos", es uno de los eslóganes que
aparece en los afiches pegados en la entrada del edificio. Sobre la procedencia de las armas destinadas a los milicianos
todos coinciden en decir que "desde la guerra Irán-Irak
(1980-88), cada iraquí está armado y no hay necesidad
de hacerlas llegar desde el exterior". Las armas medias y pesadas -afirma finalmente Abu Aber al
Askari- "son del ejército iraquí y nosotros, de la movilización
popular, sólo las podemos usar en el frente. Luego las
restituimos a los soldados".
Z10/MRZ
16/06/2015 19:37
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