LONDRES, 6 (ANSA)- Una Londres en estado de alerta, aunque en
las calles tal vez no se nota demasiado, conmemora mañana el
décimo aniversario del atentado simultáneo cometido por cuatro
jóvenes terroristas suicidas contra tres líneas de metro y
un bus, que el 7 de julio de 2005 causó 52 muertos y cientos de
heridos. La ciudad revivió la pesadilla con sus propios ojos en estos
días, cuando fueron repatriados los cuerpos de las víctimas
británicas de la última masacre de matriz yihadista, cometida
entre turistas en una playa de Túnez. Víctimas nuevas, que se unen en el recuerdo a las de hace
diez años, muertas en una explosión de odio que embistió el
corazón de la capital británica, su histórico "tube" y el
sistema de transporte público, llamados a detenerse y observar
un minuto de silencio mañana, a la hora del atentado. Con el trasfondo del aniversario de los hechos de sangre
recién cometidos, en Túnez y en otros lugares, el nivel de
alerta del Reino Unido volvió a subir. Gobierno, inteligencia y fuerzas de policía lo relanzaron, y
hace menos de una semana Londres fue escenario de un ejercicio
antiterrorismo como no se veía desde hace tiempo. En las calles de la ciudad se vieron cientos de hombres
en traje de guerrilla urbana, y se asistió a una simulación de
disparos, gritos, auxilios y caos mientras se ponía en escena el
guión de un futuro asalto de otros hipotéticos yihadistas,
recordando lo que ocurrió en 2005 en Londres, y hace no tanto en
la sede de Charlie Hebdo en París. En los últimos días, Scotland Yard intentó bajar la tensión,
negando que las pruebas generales fueron el fruto de nuevas
amenazas inminentes y hablando de estrategia preventiva. Los ejercicios, se aseguró, tuvieron "éxito" y sirvieron
entre otras cosas para probar la operatividad de una nueva
unidad de agentes selectos de la policía especialmente
adiestrados. Pero que el peligro no es sólo teórico es algo claro: por
otra parte, el aniversario del 7 de julio está allí para dar
testimonio de cómo el infierno puede ocultarse muy cerca. Era de mañana, en el verano boreal de 2005, cuando los
cuatro atacantes criados en Gran Bretaña y crecidos entre las
comunidades de fe musulmana se reunieron en la estación de Luton
para llevar a cabo un plan de muerte que luego sería
reivindicado por Al Qaeda. En esa época el Estado Islámico, dado a luz por las guerras
entre Irak y Siria, no existía todavía: pero el cuarteto de
yihadistas "de la puerta de al lado", todos jóvenes, bastó
para desencadenar el horror. El comando se dividió en King's Cross: tres se dispersaron
por las vísceras de la ciudad para hacerse estallar en varios
puntos de la red del metro, llena de gente que iba al trabajo. Uno de ellos -el más joven, Hasib Husain, de 18 años- activó
la carga que llevaba en un vehículo del autobús número 30. En cada uno de esos lugares se prevén para el aniversario
ceremonias y breves vigilias, con la presencia -entre otros- del
premier David Cameron y el alcalde Boris Johnson.
Asimismo en la catedral de St. Paul habrá una liturgia
para recordar a los caídos: en las primeras filas, junto a los
representantes de la familia real, estarán los supervivientes.
LR-MI/ACZ
06/07/2015 19:26
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