Por el enviado Teodoro Fulgione
ATENAS, 7 (ANSA)- "Es un momento difícil pero lo
superaremos". Kristos, un hombre robusto de unos 30 años, metro
noventa de estatura y una sonrisa que emerge de una abundante
barba negra, responde mientras con el rabillo del ojo mira la
fila de gente que quiere entrar en la "Social grocery".
Kristos es el responsable del supermercado social, una tienda
gratuita que el partido izquierdista griego Syriza, en el poder,
ha organizado para ayudar a quien ha perdido el trabajo y no
llega a fin de mes. En las estanterías hay comida, detergente, algún que otro
producto para la higiene personal. En los pasillos tanta gente
en fila para las cajas. "No se pueden hacer fotos", advierte
Kirstos sin perder la sonrisa. Las personas en fila no tienen ganas de ser inmortalizadas:
hay sobre todo ancianos, que llegan andando con una bolsa de la
compra y un carnet de plástico que les da derecho a no pagar. "Abrimos dos días por semana: el martes y el jueves. Este es
el primer supermercado que hemos realizado, pero hay otros dos
en el país", comenta orgulloso Kristos. La multitud aumenta.
Pocos tienen ganas de hablar, pero quien lo hace tiene ideas
precisas sobre la crisis y sobre el referéndum. "Hemos hecho
bien en votar 'no', miren cómo nos están dejando.. pero hemos
demostrado que los griegos no tenemos miedo", explica una
señora. La fila recuerda las de los cajeros automáticos de los
bancos. Y es que si se quisiese describir con una palabra la
crisis en Grecia, la palabra "fila" sería perfecta. Pocos metros más adelante hay otra. Son inmigrantes,
drogadictos y pobres, que entran con la cabeza gacha en la
Kyada, el comedor social puesto en marcha por el ayuntamiento de
Atenas. "Preparamos 500 comidas al día, todos los días", explica
Kostas, un señor de unos 50 años de pocas palabras, que recibe a
aquellos que llaman a la puerta del comedor. En la entrada hay una bandera griega y una de Syriza. Una
sopa en un plato de plástico, fruta y agua para soportar el
calor: esto ofrece el menú del día. Los huéspedes comen en un jardín en la parte posterior, donde
hay algunos bancos donde sentarse y abandonan el lugar a través
de una salida secundaria que da a una callejuela a las espaldas
de la sede principal de Syriza. La plaza Omonia, con los cafés y los restaurantes para
turistas, no está lejos de ahí. Pero este es un barrio pobre: en
las aceras hay decenas de drogadictos. Algunos salen del
ambulatorio de Syriza. También éste es uno de los ejemplos del
sistema de 'welfare' que el partido de Alexis Tsipras ha puesto
en pie para superar los recortes estatales y que, probablemente,
ha contribuido al 'exploit' electoral confirmado por el
referéndum del domingo. También aquí, gente en fila.
Y8K/ACZ
07/07/2015 17:14
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