NUEVA YORK, 16 (ANSA) - Disneyland, el emblemático
parque de juegos en el sur de California, cumple 60 años desde
su inauguración, aquel 17 de julio de 1955 en que las primeras
28.000 personas cruzaron las puertas de un reino de fantasía
aparentemente imperecedero. Aquel día no había nada para beber, por dificultades en el
sistema de tuberías y problemas con los sindicatos, y además
sólo se pudieron utilizar pocas atracciones y juegos: muchas
todavía estaban en construcción o no funcionaban. Pero eso no impidió el comienzo de un auténtico mito que
hoy tiene ramificaciones en todo el mundo y cuyo lanzamiento fue
celebrado con un especial televisivo de ABC, conducido entre
otros por el futuro presidente estadounidense Ronald Reagan,
con la participación de Frank Sinatra. Hoy los parques Disney tienen presencia global, desde Estados
Unidos hasta Europa y Asia. Un boom inimaginable -refiere el
Wall Street Journal- a principios de los años 50, cuando
Walt Disney accedió a un préstamo por 17 millones de
dólares para transformar las 64 hectáreas de tierra
en Anaheim -sede del primer Disneyland- en el
parque que se conoce hoy.
Para Walt Disney se trató de un éxito, otra gran meta
tras el lanzamiento en 1928 de Mickey Mouse, uno de los hitos de
su carrera caracterizada por el deseo de contar historias que
necesitaban la creación de nuevos medios y nuevas disciplinas
artísticas. "Disneyland -dijo Walt Disney en una de las frases más
célebres- nunca será completado. Seguirá creciendo mientras haya
imaginación en el mundo". Décadas después, parece tener razón: Disneyland evoluciona a
la par de los tiempos y parece reinventarse cada año, en el
espíritu de Walt Disney. La idea en la base del parque era, en efecto, no sólo
permitir a los visitantes un recorrido de la historia de sus
personajes favoritos, sino una auténtica vivencia. La iniciativa de crear Disneyland fue lanzada por varios
factores: desde el lanzamiento de Disney Studio, los fans
expresaron sus voluntad de ver cómo se producían sus
dibujos preferidos. A esto se sumaba la idea de Disney que, como padre de
dos hijas, consideraba aburrido para los padres acompañar a sus
hijos a carreras de ponys u otras actividades, cuando podrían
haber tenido unas vacaciones soñadas para toda la familia. Pero fue sobre todo la obsesión de Walt Disney por
las locomotoras "vintage" el verdadero empuje que lo llevó a
trabajar para que su sueño se hiciera realidad: "Yo sólo quería
-dijo una vez- que se viera como nada más en el mundo. Y tenía
que estar rodeado por un tren".
DRZ/ACZ
16/07/2015 19:44
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