Por Ilaria Maria Sala
HONG KONG, 3 (ANSA) - Cientos de personas, hombres y
mujeres de todas las edades, salieron a las calles de Hong Kong
bajo el lema "el seno no es un arma", para apoyar la causa de Ng
Lai-ying, una mujer de 30 años arrestada y condenada días atrás
con la acusación de haber "atacado con el pecho" a un policía. Blandiendo las mismas "armas" de la joven, los manifestantes
desfilaron hoy frente a la sede de la policía en sostén, para
oponerse a la condena de tres meses y medio de cárcel
infligida a Ng. Se trata de una derivación casi surrealista de las
manifestaciones del pasado otoño boreal, cuando parte de Hong
Kong resultó bloqueada tras la ocupación en reclamo del pleno
sufragio universal, llamado desde entonces "Movimiento de los
paraguas". Después de que las protestas fueron despejadas por la
policía, las manifestaciones por el sufragio universal y por una
mayor autonomía frente a China siguieron con regularidad casi
cotidiana. Al mismo tiempo, las relaciones entre los grupos
prodemocracia y la policía se fueron deteriorando, llevando a
una de las fracturas sociales más graves de los últimos años en
la excolonia británica. Ahora el caso de Ng Lai-ying y su insólita condena agregan
tensión a la ciudad. Durante una protesta contra contrabandistas chinos que pasan
a Hong Kong bajo la aparente indiferencia de la policía -uno de
los muchos puntos de tensión entre los locales y los chinos del
otro lado de la frontera- Ng, que estaba en primera fila, dijo
haber sido agredida sexualmente por un policía, Chan Ka-po.
Para contrarrestar la acusación, Chan denunció a la mujer por
haberlo "atacado con el seno": y la acusación fue aceptada por
la Corte, que además no abrió ninguna investigación sobre la
denuncia realizadas por la joven.
En este contexto, el juez reconoció la culpabilidad de la
mujer, mostrando algunas fotos de la manifestación donde se ve a
Ng con el rostro sangrante mientras la arrastra la policía, y
aunque el propio magistrado haya admitido que Chan Ka-po no
sufrió algún trauma físico. De allí la protesta de hoy en Hong Kong, donde hombres y
mujeres salieron a las calles con imponentes sostenes para
expresar su solidaridad con Ng, quien sigue profesando
su inocencia y pidió apelar la sentencia. Entretanto, en Internet muchas jóvenes de Hong Kong están
posteando fotos de vertiginosos escotes con la leyenda "No es un
arma", y se ven por todos lados camisetas con sostenes, o senos,
estampados con el mismo eslogan. Por su parte, el juez de la insólita sentencia sostuvo que
fue víctima de amenazas e intimidaciones desde que pronunció el
veredicto. Pero en la confusión general que se apodera cada noche de
varias calles de Hong Kong, cuando decenas de estudiantes siguen
con las manifestaciones contra los contrabandistas y por la
democracia, lo que surge con claridad es la fractura entre
la juventud de Hong Kong y Pekín, entre las fuerzas del
orden y la población.
YMS-AGR/ACZ
03/08/2015 20:19
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