Por Alessandra Baldini
NUEVA YORK, 26 (ANSA)- Cinco años después de "Freedom"
(Libertad), el 1 de septiembre Jonathan Franzen vuelve a las
librerías con una novela "a lo Dickens". "Purity" (Pureza), la nueva novela de uno de los escritores
más interesantes de la escena contemporánea, es un tour de force
de 576 páginas que afronta grandes temas, como la política
sexual, el amor y el ser padres. El presidente de la editora Farrar Straus and Giroux,
Jonathan Galassi, lo definió como "una épica multigeneracional
norteamericana que abraza décadas y continentes". Famoso desde 2001 gracias a "Las correcciones", Franzen
en "Purity" alude a "Grandes Esperanzas", la penúltima novela de
Dickens cuyo héroe -el huérfano Pip- da el sobrenombre a Purity
Taylor, una muchacha pobre y endeudada de California que vive,
después de graduarse, en un municipio anárquico de Oakland. Pip no es sólo la heroína de la novela, sino también el eje
de sus mil tramas. Crece en San Lorenzo Valley, con una madre
hippie que depende enteramente de ella y rechaza revelarle el
nombre del padre. Pip es seducida políticamente por su compañera de habitación
alemana Annabella, que la pone en contacto con Andreas Wolf, un
"leaker" con magnetismo a lo Julian Assange y el autocontrol
de Edward Snowden, famoso por haber puesto en línea los
archivos de la Stasi tras la caída del Muro de Berlín. La muchacha va a trabajar para él en Bolivia, para un
proyecto bajo el signo de la verdad y la transparencia, y la
novela despega: la pequeña historia de deudas y pocas
posibilidades de Pip/Purity se trasforma en una odisea
en busca de un padre misterioso y ausente. Mientras tanto surgen otros personajes, como Leila Helou, una
periodista premio Pulitzer, que toma a la joven bajo sus alas
como una hija adoptiva. Como siempre en Franzen, la autobiografía está a la vuelta de
la esquina: Charles Blenheim, el marido con discapacidad de
Leila, piensa en sí mismo como en un "importante escritor
norteamericano", si no "el gran escritor norteamericano",
como Time definió a Franzen en una nota de tapa tras
la publicación de "Libertad". Muchas madres tiranas pueblan la nueva novela, así como la
amistad-rivalidad de Andreas con otro personaje evoca la del
propio Franzen con David Foster Wallace. Aparece, en un papel secundario, también Michiko Kakutani, la
severísima crítica literaria del New York Times a quien en 2008
Franzen definió como "la persona más estúpida de Nueva York". Es ella quien define como "inflado e inmensamente
desagradable" el último trabajo literario de Blenheim. Más
lisonjero es el juicio de la feroz Michiko en la realidad: "Con
'Purity', Franzen escribió su novela más veloz, menos
autoconsciente y más íntima. Agregó una nueva octava
a su voz".
GDC/MRZ
26/08/2015 22:22
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