ROMA, 2 (ANSA) - El pueblito de Belmonte Calabro, en la
provincia calabresa de Cosenza (sur de Italia), logró revertir
su proceso de despoblamiento convirtiéndose en un "hotel
extendido" que funciona en las antiguas casas y conforma
una postal de ensueño por su paisaje y hospitalidad. Un "hotel extendido" es una empresa hotelera que existe como
tal en Italia, situada en un único centro habitada, formada por
varias viviendas cercanas entre sí, con gestión unitaria y capaz
de proporcionar servicios hoteleros a todos sus huéspedes. El pueblo se levanta sobre un espolón rocoso a pocos
kilómetros de las aguas azules del Tirreno. Hoy es un ejemplo de
sustentabilidad ambiental y preservación de las tradiciones
culturales y sociales. El pueblo reúne a 2.500 almas que viven cuatro kilómetros
tierra adentro, sobre una colina panorámica que domina el mar
y representa -como muchos otros de la región- un pedazo de
historia que se remonta a la antigua Bellimontum, fundada
por los angiovinos en la segunda mitad del siglo XIII. Allí dos hermanos tuvieron la idea, primero solos y luego con
otros residentes, de intervenir para revertir el crecimiento
despoblamiento, un fenómeno que afecta a muchos pueblos
del sur. Primero compraron un par de casas semiderruidas, y las
reestructuraron según las mejores prácticas de la bioedilicia,
con la idea de atraer turistas.
El proyecto creció y otros ciudadanos lo apoyaron:
algunos son los dueños de las casas del pueblo, y las pusieron
a disposición para los alquileres con el objetivo de verlas
reestructuradas, mientras otros directamente las cedieron. Hoy Belmonte Calabro es una realidad de postal, con paredes
coloridas, escalinatas que llevan arriba y abajo en una suerte
de laberinto, jarrones con flores, lámparas de luz cálida,
terrazas en los techos y jardines que se entrecruzan. Todo es accesible a través de un par de estacionamientos para
vehículos en ambas puntas del pueblo, mientras dentro del lugar
sólo es posible moverse a pie, leyendo los proverbios calabreses
pintados en las paredes. En el centro hay una plaza, con un bar-trattoria dedicado a
la cocina tradicional, considerada desde siempre como un
patrimonio cultural. El proyecto de "hotel extendido" Ecovacanze Belmonte, seguido
de una segunda asociación, Belmonte Viva, tuvo éxito y lleva al
lugar decenas de turistas en todas las temporadas: de hecho, la
ubicación en la colina pero sobre el mar hace de Belmonte un
lugar ideal en la media estación y en verano. "Esta ciudad es antiquísima -cuentan los promotores
del proyecto-, algunas tumbas demuestran que habría sido un
asentamiento de la Magna Grecia. También formaron parte de
un califato, el de la cercana y bellísima Amantea". "El proyecto gusta tanto -aseguran- que muchos huéspedes
vuelven para ponerse a disposición y trabajar, o nos dan una
mano para organizar las iniciativas. Como cuando creamos una
muestra con las pinturas y fotos con que los turistas
inmortalizaron Belmonte". Además, el "hotel extendido" sirve para mantener viva la
economía local y algunas profesiones artesanales que en caso
contrario podrían desaparecer, como los talladores de madera y
los dueños de talleres que utilizan técnicas ya en vías de
extinción. Por otra parte, Belmonte ofrece la ocasión de degustar
productos calabreses como el queso de cabra, la ricotta, los
embutidos picantes, los higos de la India y el tomate local,
gigante y único en el mundo, un auténtico icono
alimentario de Calabria.
GDC/MRZ
02/09/2015 17:21
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