Por Rosanna Pugliese
BERLIN, 2 (ANSA)- Hace veinticinco años, el 3 de octubre de
1990, Alemania se reunificaba: la República Federal Alemana
(RFA) y la República Democrática Alemana (RDA) volvían a unir
sus destinos.
El final del drama de una nación con el "cielo dividido",
como dijo en una célebre frase sobre Berlín la escritora Christa
Wolf, marcó el fin de la Guerra Fría y el inicio de una profunda
reorganización tanto de Europa como de los equilibrios
mundiales. La reunificación fue por otra parte la obra de arte
político-diplomática del canciller Helmut Kohl, quien la llevó a
cabo en once meses a partir de un plan de once puntos.
La caída del muro de Berlín comenzó a gestarse tras
las promesas hechas por el presidente de la URSS Mijail
Gorbachov, que se alejó públicamente de la llamada "doctrina
Breznev", según la cual los países miembros del bloque soviético
debían intervenir en defensa del comunismo. "La República Democrática Alemana estaba sostenida por los
tanques y por el muro de Berlín. Estaba claro que si estos dos
factores desaparecían, también la RDA habría dejado de existir",
recordó a ANSA Lothar De Maiziere, último premier de la Alemania
Oriental, al explicar como fue que tuvo lugar un proceso que por
ejemplo tanto Gran Bretaña como Francia hubieran preferido no
ver. "Cuando Gorbachov dio un recordado discurso ante las Naciones
Unidas comprendimos que la doctrina Breznev había llegado a su
fin. Aquí, en el Este de Europa, lo escuchamos con mucha
atención y rápidamente nos dimos cuenta de que si hubiese
ocurrido algo, esta vez los tanques rusos no iban a llegar a
nuestros países", preciso el ex premier. La división de las dos Alemania en las dos áreas de
influencia (Rusia y Occidente) había sido decretada de manera
oficial en el lejano 1947 cuando, el 7 de octubre de ese año, la
RDA aprobó su Constitución, poco después del nacimiento de la
RFA. Con la reunificación en cambio esas dos partes volvieron a
estar juntas y cambió así el mapa de Europa a partir del mismo
corazón del Viejo Continente. La reunificación marcó por otra parte una nueva realidad
política-económica, además de geográfica, que atemorizaba tanto
a sus vecinos como a los mismos ciudadanos alemanes. Los dramas del '900 estaban muy frescos en la región: desde
las dos guerras mundiales hasta el Holocausto y la muerte de
seis millones de judíos, desastres provocados e impulsados hasta
el abismo por los alemanes.
El muro de Berlín había sido construido en tan sólo una noche
el 13 de agosto del 1961. Fue demolido el 9 de noviembre de
1989.
La caída del murallón, que por tanto tiempo partió en dos a
la ciudad, permitió la normalización de la vida del país y del
continente, además de la reconstrucción a partir de bases del
todo nuevas de las relaciones de los alemanes con los otros
pueblos europeos. La "revolución pacífica" que desembocó en el derrumbe del
régimen comunista tuvo lugar en Alemania tras los sucesos de
Polonia, país que -alentado por Juan Pablo II- logró convocar
sus primeras elecciones semi-libres el 4 de junio de 1989.
Y poco después, tras los sacudones de Berlín, también Praga
vivió cambios profundos y entró en una nueva era. Los estados (laender) de Alemania oriental pasaron por otra
parte a integrar la Unión Europea gracias a la lucidez de Konrad
Adenauer, el primer canciller de la RFA quien en el histórico
Tratado de Roma del 1957, que marcó el nacimiento de la
integración europea, previó que esos estados debían pertenecer
algún día a la UE. En el plano jurídico, y no sólo, la reunificación fue muy
complicada. Hubo por ejemplo que reunificar a los sistemas de leyes de
ambos países que, a lo largo de 40 años, habían marchado por
caminos completamente diferentes. Luego llegó la unificación monetaria: "Si el marco alemán no
llega a nosotros, nosotros iremos a él", gritaban por las calles
los alemanes orientales, aspirando así a la fuerza que tenía la
moneda germana. El mecanismo previsto para la reunificación monetaria (1-1
para los salarios, 2-1 para los capitales de las empresas) fue
otro paso histórico, fundamental por otra parte para contener la
fuga de capitales desde las regiones orientales, cuyo nivel
productivo y de competitividad era muy inferior a las de la RFA. El proceso con el que el sistema económico comunista fue
englobado por el nuevo Estado sufrió sacudones y heridas: la
desocupación estalló y por mucho tiempo hubo temor frente a los
niveles de la inflación. En el frente internacional, Helmut Kohl trabajó intensamente
-con la ayuda clave de Estados Unidos- para crear una política
exterior común. Una vez más el aporte de Gorbachov fue fundamental, visto que
el presidente avanzaba a su vez en el objetivo de reformar desde
el interno al comunismo soviético, que finalmente terminó
implosionando.
RIG/ACZ
02/10/2015 14:24
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