Por Enrica Battifoglia
ROMA, 6 (ANSA)- Invisibles, escurridizos, imposibles de
aferrar: los neutrinos son las partículas misteriosas y
fascinantes protagonistas del premio Nobel de Física 2015: el
galardón fue otorgado hoy al japonés Takaaki Kajita y al
canadiense Arthur B. McDonald, por descubrir que estas
partículas saben transformarse como "camaleones", cambiando de
identidad y asumiendo un aspecto totalmente distinto. Y es que los neutrinos tienen todos las papeletas para
sacudir la actual teoría de referencia de la física, llamada
Modelo Standard, abriendo el camino a algo nuevo y totalmente
difícil de imaginar. Según el Modelo Standard, los neutrinos no tienen una masa.
Son partículas que no interactúan con la materia: baste pensar
que cada segundo decenas de miles de millones de éstos
atraviesan la punta de de un dedo sin dejar huella de su paso. Son consideradas las partículas elementales más abundantes y
escurridizas de la naturaleza: gracias a los experimentos
llevados a cabo por Kajita y McDonald se conoció que los
neutrinos sí que tienen masa y que las cosas son distintas de lo
que prevé el Modelo Standard.
El Nobel al físico japonés y al canadiense fue recibido con
entusiasmo por la comunidad científica así como con enorme
estupor, incluso de los dos premiados. "Increíble", exclamó
Kajita al recibir la noticia. La primera reacción de McDonald
fue abrazar a su esposa: "me siento en una turbina, mi vida
parece transformada repentinamente", dijo el canadiense. Kajita, que ahora tiene 56 años y dirige el Instituto para la
investigación sobre los rayos cósmicos de la Universidad de
Tokio, presentó en 1998 los primeros datos destinados a
revolucionar el conocimiento de los neutrinos. Hasta entonces se sabía que existen tres familias de
neutrinos, llamadas tau, electrónicos y mu, bien distintas entre
ellas y carentes de masa. Sin embargo, estudiando estas partículas en el detector
llamado Súper-Kamiokande, Kajita se dio cuenta de que parecían
sufrir una metamorfosis: los neutrinos muónicos que provienen de
la atmósfera no eran interceptados en la misma cantidad por el
Súper-Kamiokande. Se intuía que a lo largo del trayecto había pasado algo, pero
no estaba claro el qué. La hipótesis más fundada, pero
aparentemente increíble, era que los neutrinos hubiesen cambiado
de identidad. La confirmación de que los neutrinos son
partículas-camaleones llegó en 2001 con McDonald. El físico, que
actualmente tiene 76 años y es profesor emérito de la canadiense
Queen's University, observaba los neutrinos procedentes del Sol
a través del Observatorio Subdury.
Sus cálculos demostraron que el balance global de partículas
cuadraba, si bien variaba la cantidad de neutrinos presentes en
cada una de las familias: era la prueba definitiva de que estas
partículas pueden cambiar de identidad y, sobre todo, que tienen
una masa, contrariamente a todas las previsiones teóricas.
Y8K-ADG/MRZ
06/10/2015 22:12
|