Por Marcos Romero
CIUDAD DE MEXICO, 11 (ANSA)- La figura de Cuauhtémoc,
antepenúltimo emperador azteca, objeto de duras objeciones por
exponentes del revisionismo histórico, ahora fue calificado como
"inexperto y megalómano" por el historiador Antonio Guadarrama. Una biografía del escritor e historiador terminó por
derribar del pedestal a este hombre que integra el panteón de
los héroes de México.
Estatuas de uno de los últimos "tlatoanis" o líderes del
imperio mexica o azteca abundan en todo el país y hasta en las
poblaciones más pequeñas no faltan calles que lleven el nombre
de esta figura mítica. No obstante, Guadarrama, autor de una biografía sobre el
venerado jefe de la resistencia contra la conquista española,
Cuauhtémoc no merece el lugar privilegiado en que ha sido
colocado en olimpo épico mexicano. Es más, no duda en calificarlo de "inexperto, megalómano y
arrogante" en su novela biográfica sobre este reverenciado
personaje que culmina su saga sobre los grandes tlatoanis del
imperio azteca (Tezozómoc, Nezahualcóyotl (el rey poeta),
Moctezuma Xocoyotzin y Cuitláhuac).
El historiador afirma que "el poder es el arma más letal que
existe y Cuauhtémoc parece haber sucumbido" ante él.
"Cuauhtémoc, igual que Nezahualcóyotl, son dos personajes que
se han venerado en exceso", afirma pero señala que "ninguno de
los dos merece el lugar que tienen en la historia". El nuevo libro de Guadarrama, "El ocaso del imperio azteca
(Ediciones B, 2015)", afirma que por "capricho" Cuauhtémoc se
embarcó en "una guerra perdida" contra el ejército del
conquistador español Hernán Cortés y acabó generando un
"suicidio colectivo" en la antigua Gran Tenochtitlán, el
majestuoso imperio azteca. Diez largos años le tomó al escritor reunir suficientes
materiales como soporte de esta obra en la cual narra el
ambiente en el que creció Cuauhtémoc, las intrigas palaciegas en
el seno del gobierno mexica y los preparativos para enfrentar a
los españoles. En el imaginario colectivo mexicano está muy presente una
anécdota en la cual Cuauhtémoc, cuyo nombre significa "El águila
que cae", es sometido a crueles torturas de parte de Hernán
Cortés, para exigirle que revele el lugar donde se encuentra el
tesoro del imperio. "¿Acaso yo estoy en un lecho de rosas?", le responde a uno de
sus subalternos, compañero de cautiverio, que se halla a su lado
y sufre la misma suerte, pero se queja amargamente de su
condición, según la versión de la historia oficial. Pero esa aura mítica de la que se le ha provisto es falsa, de
acuerdo al biógrafo, porque considera que "hoy sería
inconcebible un gobernante como Cuauhtémoc". "No sé por qué se le ha venerado de esa manera. Cuando decide
enfrentar a los españoles ya era una guerra perdida y se lo
dijeron muchos de los miembros de la nobleza, pero se negó a
escucharlos a tal grado que los empezó a matar", relata. Citando crónicas antiguas, el historiador y novelista refiere
que durante la conquista "había dos guerras: una contra los
españoles y otra guerra interna" y que Cuauhtémoc "no tenía
ninguna posibilidad de ganar" por lo que su "necedad absurda"
llevó "al pueblo a un suicidio colectivo". Hijo del tlatoani Ahuizotl, que llevó al imperio a su mayor
período de esplendor y primo de Moctezuma Xocoyotzin, el
emperador que estaba en el poder cuando llegaron los españoles,
su madre se encargó de convencer a Cuauhtémoc de reclamar su
lugar en el trono y de conspirar para derrocar a su primo. A la llegada de los españoles, era sólo un joven rebelde que
estudiaba para sacerdote en un colegio de la nobleza, pero
cuando Moctezuma es hecho cautivo por Cortés y su hermano
Cuitláhuac lo reemplaza pero enferma de viruela, decide que esta
es su oportunidad a pesar de sus 20 años. Entonces "se convierte en un altanero gobernante que liquida
a todo aquel que le contradice, que se empeña en enfrentar a los
españoles con la fuerza antes que negociando y que acabará
huyendo dejando a sus paisanos a su suerte", afirma. Pero la historia oficial lo pinta como un "valeroso héroe" y
a Moctezuma como a "un cobarde", cuando parece que la situación
era a la inversa, señala el escritor. El autor derriba el mito de que Moctezuma era un hombre
supersticioso que veía en Cortés a una deidad llamada
Quetzalcóatl, que regresaba a reclamar su lugar, o que "los
españoles fueran dioses". "Eso es una invención, no le tenía miedo a Cortés", afirma el
historiador, quien acusa a Cortés de no haber respetado los
"códigos de guerra" en los que creía Moctezuma.
MRM-AGR/ACZ
11/10/2015 17:28
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