Por Alessandro Carlini
LONDRES, 21 (ANSA) - El Big Ben empieza a sentir el paso del
tiempo, después de 156 años de gloriosa historia. La torre del reloj, punto de referencia para los habitantes
de Londres e inmortalizada por millones de turistas, necesita lo
que se define como una "drástica restauración" para evitar que
un día -no muy lejano- se produzcan cedimientos estructurales
irreparables. Por eso el redoblar de la campana más famosa del mundo está
destinada a caer en el más profundo silencio, por un máximo de
tres años, en el período en que se realizarán los trabajos. Sería un duro golpe para el orgullo de los londinenses, pero
podría también cambiar la percepción que tienen los turistas de
la capital británica, al no sentirse ya acompañados por los
sones acompasados del reloj. La situación parece más bien preocupante. Según fuentes de
Westminster, el programa de restauración (al menos 40 millones
de libras, equivalentes a 55 millones de euros), tomará un
tiempo más bien largo y debe comenzar cuanto antes. La torre no sólo tiene problemas estructurales -el techo
pierde, el habitáculo del reloj está corroído y hay grandes
grietas en los muros- sino que también hay defectos en las
manecillas y el mecanismo interno.
Eso hace temer que de repente el reloj deje de funcionar y de
marcar el ritmo correctamente. Como si fuera poco, recientemente
se supo que el Big Ben se volvió -como dicen los técnicos de
Westminster que trabajan en su mantenimiento, listos para
intervenir día y noche- "caprichoso". En agosto se descubrió, en efecto, que el redoblar iba seis
segundos adelantado respecto de lo normal, causando no pocos
problemas por ejemplo a BBC Radio, con un noticiero interrumpido
por una campanada fuera de tiempo. De inmediato fueron llamados los tres técnicos de
Westminster, que repararon el defecto. Fueron muy pocas las veces en que la campana se quedó en
silencio. Entre las pausas más bien largas se cuenta la de 2007,
que duró seis semanas, con el fin de permitir los trabajos de
mantenimiento, mientras en 1976 -después de graves daños en el
mecanismo del reloj- hubo un freno de nueve meses. Además de las restauraciones de la torre, también el palacio
de Westminster, sede del parlamento británico, necesita vastos y
costosos trabajos que deberían durar años.
Z08/MRZ
21/10/2015 20:27
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