LONDRES, 24 (ANSA) - La historia británica desde 1733 a 1923
podría ser en gran parte reescrita, o al menos vista con otros
ojos, si se considera la enorme influencia ejercida por la
masonería, a menudo secretamente, pero siempre a los más
altos niveles del reino. Lo confirman, por si fuera necesario, las listas con unos dos
millones de nombres de "hermanos" destinadas a ser publicadas en
Ancestry.com, sitio especializado en búsquedas genealógicas,
sobre el trasfondo de revelaciones que parecen acreditar
entre otras cosas el papel clave de la logia para
"desviar" la investigación sobre el "Titanic". No se trata de material difundido por los conspiradores
empedernidos, fanáticos de las teorías del complot, sino de
papeles de archivo sustraídos finalmente a la oscuridad de algún
cajón polvoriento, cuyo contenido fue publicado por el Daily
Telegraph, diario del establishment como pocos en Londres. Junto a los nombres de masones ya conocidos, de Winston
Churchill a Eduardo VIII y Oscar Wilde, la lista incluye al
duque de Wellington, el rey Jorge VI, padre de Isabel II,
y al científico Alexander Fleming. Pero más en general revela la capilar pertenencia a la secta
de cientos de personajes poderosos: exponentes de la dinastía
real, generales, jueces, altos funcionarios. Una red capaz
de cambiar el curso de la historia. Y, según algunos expertos, de empantanar sin demasiados
problemas las verdades incómodas sobre el naufragio del
"Titanic". La investigación británica realizada tras el hundimiento de
la célebre nave, en el Océano Atlántico en la noche entre el 14
y el 15 de abril de 1912, que causó la muerte de 1.517 personas,
terminó en la nada. Y, como refiere ahora el Telegraph, entre los principales
protagonistas del caso se distinguieron varios miembros de la
logia. Era masón Lord Mersey, jefe de la comisión que debía
establecer la responsabilidad de la compañía naval británica
White Star Lane, propietaria del transatlántico.
Y lo mismo Sydney Buxton, presidente del British Board of
Trade, involucrado en el mismo organismo. Precisamente el British Board of Trade habría sido
señalado en una investigación paralela del senado estadounidense
por haber aprobado un reglamento que permitía a los armadores
británicos ahorrar en equipamiento, con un número de botes
de salvataje insuficiente para cargar a todos los pasajeros. La falta de botes, especialmente para quien viajaba en
tercera clase, se reveló más tarde como una de las causas
evidentes del elevado número de víctimas del desastre. Sin embargo, la investigación británica se guardó bien de
mencionarlo. En los listados publicados por Ancestry están además los
nombres de no pocos peritos consultados, y el de Lord Pirrie,
dueño de los astilleros Harland and Wolff de Belfast, de donde
había salido la nave supuestamente "imposible de hundir". Todos masones, y todos solidarios -según se sospecha- en
guardar los secretos más inconfesables.
LR-RED/MRZ
24/11/2015 18:23
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