Por Cinzia Conti
(ANSA) - VIENA, 9 DIC - Una Austria inesperada y aún
poco conocida, más allá de Mozart y Klimt, de Viena y el Wiener
Schnitzel, invita a descubrirla en la región del Burgenland,
tierra de vinos y castillos pero también de deporte,
naturaleza y arte. En una zona con seis parques naturales y un parque
transfronterizo, donde un tercio del territorio está protegido,
la perla es el Neusiedl, único lago de estepa de Europa central
declarado, junto con las zonas circundantes, Patrimonio Mundial
por la Unesco. De apenas dos metros de profundidad y fondo arcilloso, es el
reino de surfistas y navegantes a vela, así como de los
patinadores cuando se congela en invierno.
Allí viven unas 300 especies de aves, de modo que se
organizan auténticos "safaris" de birdwatching. Sin esfuerzo alguno, en la localidad de Rust son las propias
cigüeñas las que visitan a los ciudadanos, haciendo sus nidos en
las chimeneas de las casas. "Las esperamos cada año -cuentan los residentes- y cada año
hay nuevos pichones, mientras algún ejemplar anciano no consigue
levantar vuelo y se queda con nosotros". Pero en Rust, donde las viñas fueron llevadas ya por
los romanos, el vino es algo serio y sobre todo un portador
de riqueza y privilegios, como cuando en el 1600, gracias
a numerosos libros de su Ruster Ausbruch enviados al
emperador Leopoldo I, obtuvo el rango de ciudad libre. En esta época del año se festeja el bautismo del "vino
nuevo", con degustaciones en las bodegas y vinerías. Las vides
son bendecidas por 300 días de sol al año, en tanto muchos
propietarios de viñedos eligen dedicarse al cultivo
sustentable y biodinámico. Sobresalen el tinto Blaufrankisch, conocido desde hace doce
siglos, y el blanco Gruner Veltliner, así como el antiquísimo
Uhudelr. Pero las verdaderas sorpresas son los vinos dulces
como el Eiswein (vino de hielo, cuya uva se cosecha cuando
el termómetro baja a -7 grados) o bien el
Trockenbeerenauslese. La región también es el reino de las cerezas: hay 18 tipos,
cuentan los dueños de la Haus am Kellerpaltz, de las cuales 8
respetan los principios del "slow food", y a partir de las
cuales se elaboran unos 40 productos distintos. Aquí se cultiva asimismo azafrán y otras especies, que se
suman a una gastronomía refinada rica en productos
tradicionales. Mientras tanto en la capital, Eisenstadt -"la ciudad de
hierro", como se conoce por sus muros inexpugnables- son muchas
las curiosidades de historia y arte. El castillo barroco ofrece una mirada a la corte de los
Esterhzy y alberga la Sala Haydn (una de las mejores del mundo
por su acústica), así como el mayor museo del vino de Austria,
en su subsuelo. Los amantes de la música no se pueden perder la casa-museo de
Haydn y la historia de Franz Liszt, que se formó entre los
antiguos muros del castillo. Pero el arte del Burgenland no se queda en la historia, sino
que es también muy contemporáneo, como en el caso del artista
italiano Wander Bertoni, que tiene un mágico jardín con
esculturas gigantes en Windem am See.
GDC/MRZ
09/12/2015 18:12
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