Por Francisco Forteza
(ANSA)- LA HABANA, 25 DIC - El hotel cubano Havana
Riviera, propiedad hace más de medio siglo de un miembro de
la mafia en Estados Unidos, podría ser incluido en un litigio
financiero entre ambos países como parte del proceso de
"deshielo". Integrantes de la mafia estadounidense solían comprar
opulentas propiedades en Cuba antes del 1 de enero de 1959,
cuando triunfó Fidel Castro a la cabeza de su Ejército Rebelde. En ese momento, el Riviera pertenecía a Meyer Lansky, muy
cercano al mucho más conocido mafioso Lucky Luciano. Como reflejo de aquella época, la película "El Padrino"
(parte 2), del Francis Ford Coppola, muestra una escena en
la que el presidente Fulgencio Batista, derrocado por Castro,
abre de par en par la economía del país, especialmente al
mercado norteamericano, hecho bien aprovechado por la
entonces poderosa mafia. En "The Godfather 2" el "capo" Michael Corleone, un
personaje ficticio, asiste a una cena con Batista durante la
cual el presidente muestra un teléfono de oro, según la trama
regalo de una gran empresa telefónica de Estados Unidos. En la vida real el Riviera -uno de los mejores hoteles de La
Habana, actualmente propiedad estatal- es reclamado por la única
hija del fallecido Lansky, Sandy Lombardo.
En el momento de perder el hotel, Lansky extraía fuertes
ganancias de su casino de juego y planeaba construir en la
costa habanera, junto a otros asociados, una cadena de
lugares similares. El nuevo proceso de negociaciones entre los gobiernos
de Estados Unidos y Cuba, el llamado "deshielo", alcanzó en
el último año éxitos trascendentes como el restablecimiento de
relaciones diplomáticas al nivel de embajadas en julio pasado
y el aumento paulatino y muy lento aún del turismo de Estados
Unidos a la isla. Pero las dos naciones tiene aún muchos problemas
bilaterales que resolver, entre ellos un embargo de Washington
que ya dura casi 60 años y reclamos financieras mutuos: por
pérdidas millonarias cubanas a causa del bloqueo, y en caso
de Estados Unidos por la nacionalización de sus propiedades
tras la revolución de 1959 que fundó un sistema socialista.
En ese reclamo podría quedar incluido el de la familia
Lansky, según fuentes estadounidenses. Otro suntuario hotel de La Habana, el Capri, uno de los más
hermosos de la ciudad y situado frente al mar, fue en los años
50 del tristemente célebre Santos Trafficante Junior.
En los años 40 y 50 Trafficante fue un aliado financiero
del actor de Hollywood George Raft, y utilizó su influencia con
Batista para extender sus negocios en la isla mediante la compra
de ese hotel.
Raft, que se especializaba en personificar precisamente a
mafiosos en sus filmes, era muy conocido en La Habana de
entonces.
Se dice que permanecía horas, callado y elegante, controlando
las "operaciones en el casino de juego del Capri. En Cuba el
juego por interés, tanto en gran escala como en pequeña,
está prohibido desde inicios de la década de los 60.
BY2/ACZ
25/12/2015 16:13
|