Por Alberto Ferrari
(ANSA), BUENOS AIRES, 16 ENE - Una razón por la cual la ayuda
social no elimina la pobreza global es que "rara vez tiene ese
propósito", cuestiona el economista escocés Angus Deaton, Premio
Nobel de Economía 2015, en su ensayo "El gran escape". Deaton en su ensayo, subtitulado "salud, riqueza y los
orígenes de la desigualdad", destaca el progreso humano
conseguido a partir de la década del 50 en calidad de vida para
los adultos y en la reducción de la mortalidad infantil. Sin embargo, Deaton es muy crítico sobre la Ayuda Oficial al
Desarrollo (AOD en sus siglas en inglés) y su verdadera utilidad
para eliminar la pobreza. El propósito "oficial" de la ayuda "puede ser menos
importante de lo que podría parecer", advierte Deaton, ya que el
país que recibe la donación puede desviarla hacia otros
objetivos de los declarados. "Uno podría pensar que (el país que recibe las donaciones)
está construyendo una estación eléctrica, cuando en realidad
está financiando un burdel", compara, con ironía, el Premio
Nobel de Economía 2015. "La desviación de los recursos en la dirección contraria es
característicamente una mayor preocupación" de los países
donantes, asegura el economista nacido en Edimburgo en 1945.
Deaton precisa que los países donantes ricos transfirieron
133.500 mil millones de dólares en 2011 a los denominados
pobres, informó el Comité de Asistencia para el Desarrollo de la
OCDE.
Para los países ricos las donaciones equivalieron ese año a
menos del 0,5 por ciento promedio de sus respectivos PBI, con
excepción de Noruega y Suecia que aportaron el 1 por ciento del
ingreso nacional. "El porcentaje de la donación es una medida del compromiso del
donador, pero obviamente no una medida de la satisfacción de las
necesidades de la gente pobre", advierte Deaton, quien recibió
el Premio Nobel "por su brillante análisis sobre el consumo, la
pobreza y el bienestar social". Incluso, el Premio Nobel advierte en su ensayo que "en
contradicción directa con cualquier supuesto mandato de combate
a la pobreza, gran parte de la AOD ni siquiera va a los países
de bajos ingresos, ya no digamos a aquellos países donde viven
los pobres". Deaton subraya que esa ayuda en muchas ocasiones colisiona
con gobiernos corruptos o autocráticos y en consecuencia "es
improbable que la ayuda haga mucho bien, y en realidad puede
auxiliar a los autócratas a permanecer en el poder o a
enriquecerse, o a ambas". Por ejemplo, entre los países que accedieron a "ayuda
extraordinaria" por razones políticas, el economista menciona a
"los que fueron vistos como baluartes contra el comunismo
durante la Guerra Fría" como Zaire durante la sangrienta
dictadura de Sese Seko Mobutu y Egipto después de los acuerdos
de Camp Davis. "No hace falta decirlo: esos países tuvieron uno de los peores
récords de reducción de la pobreza y es suficientemente claro
que en Egipto, Togo o Zaire la ayuda no se utilizó para el
desarrollo económico", afirma tajantemente Deaton. "El gran escape" ,editado por el Fondo de Cultura Económica en
castellano, aborda la historia del progreso material, como los
avances de la medicina se han convertido en una muralla contra
las enfermedades mortales y como cada vez hay más disponibilidad
de bienes y servicios. Pero, al mismo tiempo, ese progreso ha llegado acompañado de
desigualdades entre los países e incluso en el seno de muchas
sociedades desarrolladas se percibe crecientemente que "se ha
ensanchado la brecha entre los que salieron avante y los que se
vienen quedando atrás", concluye Deaton.
AEF-ADG/ACZ
16/01/2016 17:57
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