Por Ernesto Pérez
(ANSA) - PARIS, 16 ENE - Un curioso film francés hace revivir
el lado posterior de uno de los polípticos protorrenacentistas
más famosos de la historia, la "Majestad" del italiano Duccio di
Buoninsegna, encargada por la catedral de Siena en 1308. El políptico (como se llama a una pintura dividida en
múltiples secciones o paneles), el primero en la historia en ser
pintado de ambos lados, representa en el principal a la Virgen
María con el Niño en trono, rodeado de escenas de su vida
terrena. Además, y en el otro lado, se observa la crucifixión con
escenas de la Pasión, el todo dividido en una enorme cantidad de
paneles y pináculos con santos y ángeles que lo colocan como la
obra más compleja de su género. Y más complicada aún la hace el destino final de esta
pintura, realizada por el padre del arte senés a témpera sobre
madera que en menos de 200 años pasó de los honores del altar
mayor de la Catedral de Siena, el 9 de junio de 1311, decretado
feriado para que toda la comunidad, incluidos los mendigos,
participara en la ceremonia, a ser desmontada en 1506 y
desterrada en 1771 en una humilde y pequeña iglesia de
provincia. Para lograr esto último, fue necesario separar cada uno de
los paneles que emigraron a distintos museos, cuando no se
perdieron para siempre. Del políptico se conservó solo la imagen monumental de la
Virgen rodeada de santos (211 por 426 centímetros) que, tras
volver a la Catedral en 1795, fue instalada en el Museo de la
Opera del Duomo en 1878, donde aún se halla. Lo que hace del film del debutante Guérif una obra original y
curiosa es haber sabido recrear cada uno de los cuadritos (cinco
columnas de cuatro más dos de tres con sendos paneles de doble
dimensión con la entrada en Jerusalén y la Crucifixión) por un
total de 26, llenándolos de personajes que entran, se mueven,
dialogan y salen de él hasta congelarse en la misma posición en
las que los pintó Duccio. Guérif, autor también de la construcción de los decorados que
respeta la falta de perspectiva de toda la pintura pre-
renacentista, parte de la entrada en Jerusalén y pasa por la
Crucifixión (los dos paneles mayores) y termina con la
Resurrección, casi sin omitir cada paso de la Pasión, menos el
velo de la Verónica, la tres caídas de Jesús y el suicidio de
Judas. En cambio están la renegación de Pedro y hasta el lavado de
manos de Pilatos e incluso una Resurrección con Cristo saliendo
de la tumba y aplastando a un Demonio verde que merodea por el
lugar. El todo sin música (solo tres valses sentimentales de Franz
Schubert en los créditos finales) y con diálogos en parte
sacados
de la Biblia y en parte inventados por Guérif que hacen de este
film de apenas 60 minutos lo opuesto de una Pasión en colores y
más bien un homenaje a un gran maestro de la pintura que debió
esperar 700 años antes de ser valorizado plenamente.
PN-ADG/ACZ
16/01/2016 17:58
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